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La vieja Europa

28 de agosto del 2003

Presentación del informe Al Grano: impacto del maíz transgénico en España


Rebelión
Los transgénicos en España no benefician a los agricultores. El informe confirma los efectos negativos de los transgénicos sobre el medio ambiente, la agricultura, la socioeconomía y la salud.

Las organizaciones ecologistas Amigos de la Tierra y Greenpeace presentaron ayer en rueda de prensa el informe "Al grano: impacto del maíz transgénico en España", en el que analizan la situación generada por los cultivos transgénicos en España, único país de la UE que tolera su cultivo a escala comercial. El informe presenta estudios según los cuales, por ejemplo, lejos de cumplirse los objetivos de la industria, el maíz modificado con genes de la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt) de la compañía Syngenta produce hasta 9,5% menos que la media de las variedades convencionales.

A pesar del polémico proceso de autorización del maíz Bt en EEUU y en la UE, desde 1998 se ha tolerado la comercialización por parte de esta compañía multinacional de una variedad de maíz Bt modificada genéticamente para matar al taladro, un insecto que ataca al cultivo de maíz en España. Sin embargo la incidencia de esta plaga es muy baja e incluso inexistente en muchas zonas de España, por lo cual no se justifica el riesgo de utilización de este tipo maíz en nuestro país. De hecho, son varios los países de la UE que prohíben este cultivo en su territorio, y en EEUU – país muy favorable a los transgénicos- no se ha renovado su autorización.

El informe revela también que en los últimos años han empezado a aparecer problemas ambientales y económicos relacionados con el cultivo comercial de semillas transgénicas. En 2001 aparecieron los primeros casos de contaminación por organismos modificados genéticamente (OMG), al detectarse trazas de transgénicos en varios cultivos ecológicos en Navarra. Estos no pudieron ser vendidos como ecológicos con el consiguiente daño económico para los agricultores afectados. Es muy probable que existan otros cultivos convencionales o ecológicos contaminados en regiones donde se siembran transgénicos, pero la falta de análisis y controles permite que éstos pasen desapercibidos y se introduzcan en la cadena alimentaria.

Al grano detalla también los resultados de algunos estudios científicos que demuestran otros impactos como la aparición de plagas resistentes a la toxina producida por el maíz Bt, a pesar de que la compañía Syngenta afirme lo contrario. Esta aparición de resistencia pone en peligro otros cultivos -entre ellos los ecológicos- que son atacados por insectos cada vez más resistentes, aumentando, además, la utilización de insecticidas químicos.

"Mientras los ciudadanos europeos siguen oponiéndose a los transgénicos en sus platos, se dan graves casos de contaminaciones en la agricultura, investigadores y científicos alertan sobre los peligros de estos cultivos y sobre los problemas que ya están provocando en los ámbitos agrarios, es lamentable que la única información disponible sobre cultivos transgénicos en España haya sido generada por la propia industria", ha declarado Juan-Felipe Carrasco, responsable de la campaña de transgénicos de Greenpeace España y uno de los autores del informe.

El informe también denuncia que el Gobierno no ha sido capaz de realizar un seguimiento de estos cultivos ni de evaluar objetivamente los efectos del maíz transgénico sobre la agricultura, la salud y el medio ambiente. Tampoco ha sabido exigir el cumplimiento de la normativa europea y española: es significativo que tres años después del plazo impuesto por la ley, Syngenta no haya presentado todavía un plan de seguimiento que permita evaluar y evitar los efectos negativos de estos peligrosos cultivos.

En febrero de 2003 el Gobierno español dio un paso más en su política unilateral a favor de los OMG, autorizando 5 nuevas variedades de maíz transgénico de Syngenta y de otras compañías, lo cual supone una enorme contradicción con el desarrollo del debate en el ámbito europeo.

"España se ha convertido en un gran campo experimental, donde se están sembrando cultivos transgénicos desde hace 5 años sin ningún tipo de control ni medidas para paliar los efectos negativos que se están empezando a verificar", añade Liliane Spendeler, coordinadora del área de biotecnología de Amigos de la Tierra y coautora del documento.

Amigos de la Tierra y Greenpeace pretenden ofrecer datos independientes sobre el cultivo transgénico más controvertido de la UE, basándose en la experiencia española sembrando maíz transgénico. Resultados de investigaciones científicas, datos técnicos y encuestas se unen en este informe a la experiencia de las mayores organizaciones agrarias para aportar la información que permita a productores, industriales, cargos de la administración, científicos y ciudadanos en general conocer la realidad que se esconde detrás del maíz transgénico.