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La vieja Europa


17 de julio del 2003

En la mira, la independencia informativa de la cadena BBC

Incidencia Democrática
Rebelión
La cadena BBC está en la mira del gobierno del primer ministro británico Tony Blair. El detonante de esta situación fue la controversia sobre las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, cuya supuesta existencia argumentaron Estados Unidos y Gran Bretaña, utilizando datos que ahora se sabe que son falsos, para justificar la invasión a Irak.

Todo comenzó cuando la radiotelevisora estatal de Gran Bretaña, que además enfrenta un boicot del gobierno de Israel, informó a finales de mayo que el director de Comunicación de Blair, Alastair Campbell, había ordenado ciertos cambios en un informe elaborado por los servicios de inteligencia para exagerar la amenaza representada por Hussein.

Al informe de septiembre de 2002 se agregó, según el periodista de la BBC que divulgó la información, la aseveración de que el ahora derrocado gobernante iraquí estaba en condiciones de lanzar un ataque con armas de destrucción masiva en "sólo 45 minutos".

Dos semanas después de esta acusación contra Campbell, quien además es un cercano asesor del primer ministro británico, el periodista Andrew Gilligan compareció en la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes, ante la cual aseguró que la fuente anónima que citó en su trabajo estaba "bien situada" en los servicios secretos londinenses y era "creíble".

Pero el 25 de junio Campbell exigió excusas a la BBC por la acusación de haber "inflado" el informe de Blair, y advirtió que "no cederé hasta que obtenga las disculpas".

El director de Comunicación incluso manifestó que las excusas debían presentarse "de aquí al final de la jornada", lo que la cadena estatal consideró una "presión sin precedentes".

Luego fue Blair quien estimó que "lo que ha hecho la BBC es el más grave ataque posible contra mi integridad. La acusación es falsa y espero que lo reconozca".

En cambio, el denominado consejo de gobernadores de la BBC, órgano de control compuesto por 12 miembros independientes y encargado de velar por el respeto del interés del auditorio de la cadena, estimó que la información de Gilligan era de "interés público", aunque reconoció que su programa radial Today podía haber pedido una reacción del servicio de prensa de Downing Street antes de que empezara la emisión.

Una comisión parlamentaria, integrada en su mayoría por diputados del Partido Laborista de Blair, exculpó a Campbell de la acusación de hacer más "sexy" el informe de septiembre, diciendo que no tenía pruebas de ello.

Sin embargo, admitió que el lapso de 45 minutos para que Bagdad pudiera lanzar un ataque con armas de destrucción masiva era una fórmula demasiado "afirmativa", que se basó "en una sola fuente y no fue corroborada". También reconoció que el gobierno utilizó un trabajo estudiantil publicado en Internet "sin mencionar la fuente, modificándolo sin referir cambios y sin pedir permiso al autor".

Campbell ha acusado a la BBC de tener una agenda "antiguerra", mientras el consejo de gobernadores sostiene que la cobertura del conflicto en Irak había sido "completamente imparcial".

Se desmoronan las acusaciones contra la cadena

Pero un reciente informe de la Universidad de Cardiff indica que la BBC, comparada con otras tres cadenas de televisión británicas, fue la que más espacio brindó a las posturas del gobierno.

Muchos llegaron a criticar a la BBC por su cobertura previa a la invasión y durante el avance de las fuerzas estadounidenses y británicas en Irak. En una ocasión la BBC prohibió que el cantante pop George Michael apareciera en un programa con una playera que tenía la leyenda "No a la guerra, fuera Blair". Días después del inicio de la invasión, la BBC realizó algunos cambios en su programación al decidir que antes y después de los bloques noticiosos se emitieran "piezas melódicas ligeras".

En abril el enviado especial del diario británico The Independent en el país árabe, Robert Fisk, revelaba en sus crónicas desde Bagdad que cuando la BBC y otras cadenas reportaban "encarnizados combates" en el aeropuerto de la capital iraquí, nada sucedía.

En el campo de la guerra de palabras, para la cadena estatal, las tropas estadounidenses y británicas eran las "fuerzas de la coalición".

Fisk llegó a citar el caso de un reportero de la BBC incrustado -como se llamó a los periodistas que viajaban con las tropas y cuya información era revisada por un militar para evitar que difundieran datos que pusieran en peligro a las "fuerzas de la coalición"- que transmitía "desde Basora". Pero su reporte no pareció muy creíble cuando luego reconoció que no estaba "precisamente en Basora". El presentador de noticias de la cadena en Londres se limitó entonces a clasificarlo como corresponsal "en el sureste de Irak".

En otra oportunidad, destacó Fisk, la BBC reportó que los estadounidenses habían utilizado aviones A-10 para hacer frente a "focos de resistencia" en el sur de Irak, sin mencionar que esos aviones utilizan municiones de DU, es decir, aerosoles de uranio.

Sin embargo, la cadena también fue criticada entonces por el gobierno británico por incluir en su cobertura informaciones del gobierno de Saddam Hussein. También fue de las pocas que desmintieron informaciones de algunas agencias, según las cuales siete reporteros italianos habían sido víctimas de un ataque de las tropas iraquíes. Asimismo desmintió, junto con TV France, que los misiles lanzados por las fuerzas estadounidenses contra el edificio de Bagdad donde se concentraban los periodistas no incrustados hubieran sido una respuesta a un presunto francotirador apostado en los pisos superiores del hotel Palestina, como intentó hacer creer Washington.

En mayo fue la BBC la que destapó el show montado por el Pentágono en el rescate de la soldado estadounidense Jessica Lynch, elevada al rango de heroína por haber resistido supuestamente hasta el final, antes de ser capturada por soldados iraquíes que la hirieron y posteriormente la recluyeron en un hospital como prisionera.

El rescate fue mostrado en un video editado por el Pentágono, que se negó a entregar a la BBC. Una investigación del propio Pentágono divulgada esta semana reconoció que la joven había resultado herida al volcar su camión.

Pero la independencia informativa de la BBC no está amenazada sólo en casa. La semana pasada salió a la luz que el gobierno del primer ministro israelí Ariel Sharon decidió boicotear a la cadena, ordenando a los portavoces oficiales no transmitirle información.

Esto por su "cobertura anti israelí". Al parecer la decisión se tomó por un documental de la emisora que cuestionaba las armas nucleares y biológicas no declaradas por Israel. La oficina de prensa del gobierno sostuvo que, aun cuando las imágenes fueran "auténticas, fue el tono lo que nos ocupó". Por ello, a partir de ahora, los equipos de la BBC -amenazó- "encontrarán mucho más difícil realizar su trabajo" en Israel.