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La vieja Europa

11 de julio del 2003

La construcción noticiosa de escenarios de conflicto
Blair, la guerra y los mundos verosímiles

Claudio Fabian Guevara
Rebelión
Una comisión de la Cámara de los Comunes absolvió al primer ministro británico, Tony Blair, y a sus ministros, de la acusación de haber engañado al Parlamento respecto de la amenaza que suponía la presencia de armas de destrucción masiva en manos de Saddam Hussein. La Comisión sin embargo, se reservó un ángulo para mostrar un carácter "crítico e imparcial", y acusó a Blair de haber dado una falsa imagen ante el Parlamento. También cuestionó la elaboración de dos expedientes, uno con supuestas pruebas que el gobierno de Blair había dado a conocer en los meses previos a la guerra contra Irak, y el otro cuyo contenido en parte había sido copiado de un trabajo de investigación realizado por un estudiante estadounidense.(!!)

Además, la afirmación de que Saddam Hussein estaba en condiciones de lanzar un ataque con armas de destrucción masiva sólo 45 minutos después de haber dado la orden correspondiente resultó ser "exagerada", según las conclusiones de la comisión parlamentaria (Diario Clarín de Buenos Aires, 7 de julio de 2003).

Este episodio evidencia una formidable hipocresía política. Es curioso que la Comisión no considere "engaño" el que hecho de que las armas de destrucción masiva nunca aparecieron, que el "país amenaza" nunca atacó ni aún cuando fue invadido. También llama la atención que no considere sumamente grave que en un documento de Estado se haya colado el plagio de un trabajo estudiantil que circula por Internet.

Pero al margen del esto, el dictamen de la comisión inglesa admite que Blair sobreactuó el tema. Queda al desnudo una técnica imperial: la construcción noticiosa de escenarios de conflicto, con el uso sistemático del trucaje y la mentira especulativa para articular relatos "verosímiles".

La constrrucción de mundos posibles

Lo que Blair representó no fue un informe verdadero, sino uno "verosímil". La diferencia entre uno y otro es que lo verosímil solo "aparenta" ser verdadero. En materia de construcción de noticias, encierra elementos reales combinados otros falsos de una manera que logren concitar credibilidad. Dibujan un "mundo posible", o "virtual" dentro de ciertos supuestos compartidos y opiniones generalizadas.

Un contrapunto de informaciones –declaraciones de presidentes y ministros, resoluciones de la ONU, documentos verdaderos y/o falsos– van alimentando la rueda noticiosa que convence a millones –incluso a cuadros del Estado despistados, o a sesudos periodistas– de una amenaza o de un peligro que, en realidad, es totalmente infundado.

En el caso de Irak, las acusaciones que se blandieron contra el gobierno de Hussein combinaron simplemente elementos "posibles" o "creíbles" (el presunto carácter agresivo del régimen, imagen fundada en la memoria de conflictos armados cercanos en los que Irak participó), con hechos históricos veraces (los kurdos gaseados, la brutal represión política del régimen) y patrañas de película. En este último punto es cuando aparece la "producción", en el sentido ficcional o cinematográfico del término:

• Trucaje de pruebas y/o falsificación de documentos: Se producen con la colaboración mancomunada de diversas fuentes (la CIA, el Pentágono, gobiernos de países alcahuetes) y en la pasada guerra no sólo incluyó el plagio del trabajo estudiantil que refiere el Parlamento inglés, sino también falsas fotografías satelitales (con las cuales Colin Powell brindó un "show" en la ONU), falsos documentos que "probaban" compras de uranio enriquecido y otras minucias.

• Mentiras especulativas: Se refieren a probables eventos futuros ("Saddam tiene capacidad de desencadenar un ataque mortal en 45 minutos") o a consecuencias futuras de las acciones de gobierno ("No atacar Irak sería suicida para los EE.UU"). Suele ser información originada en especulaciones de los máximos dirigentes, imposible de contrastar en otras fuentes, y por lo tanto, imposibles de refutar. Basan su credibilidad en el supuesto acceso de los Estados a información altamente secreta y confiable.

Unos pocos ingredientes de este tipo, deslizados en el circuito comunicacional mediante hábiles maniobras argumentativas, provocan sin duda un cóctel noticioso de impacto, con su apelación a situaciones límite que provocan emociones en la audiencia. Su multiplicación a través de diversas fuentes y medios, y la repetición hasta el hartazgo de las frases más "efectistas", crean una "atmósfera de verdad", un efecto hipnótico que arrastra de las narices a gran parte de los actores sociales. Incluso los sectores de oposición conscientes y bien informados, se ven obligados a confrontar sus opiniones con el "globo informativo imperial", con lo cual extienden la influencia de sus mensajes. No hace falta señalar que la instalación de un "tema virtual" en el el debate político –defendido por el oficialismo, y combatido por la oposición, como en tantos temas "reales"– le otorga al "tema virtual" un precioso grado de realidad, y un "trasfondo de verdad".

Para el Imperio es fácil la construcción de mundos verosímiles, porque sus fuentes se validan unas a otras:

• Los informes de Inteligencia pueden decir lo que un jefe de Estado quiere, y a partir de los dichos de un jefe de Estado comienza un mundo de referencias colectivas que puede no ser verdadero, sino simplemente verosímil. Es claro el ejemplo del periodo previo a la guerra de Irak, donde medio planeta deliberó en torno a armas químicas que positivamente se sabía que no existían o no estaban operativas.

• El flujo internacional de noticias, imágenes y otros tipo de informaciones está masivamente controlado por capitales norteamericanos, que a su vez están cada vez más integrados con la corporación política. Los medios, se sabe, se validan unos a otros, y se suelen citar entre sí como fuente "confiable", sobre todo los más grandes y antiguos. Basta el lanzamiento de "globos periodísticos", y su circulación sistemática entre los medios de las grandes corporaciones noticiosas, para que se instalen grandes temas que jaquean la agenda de todo el periodismo y de toda la comunidad internacional, distrayendo al grueso de la población con falsos dilemas y reduciendo el impacto del periodismo crítico inteligente a niveles mínimos entre la población.

Nada de esto es nuevo. La guerra de Vietman también empezó con una falsa noticia. Pero la novedad ahora consiste en la audaz extensión y diversificación del fenómeno, con la aplicación de recursos tecnológicos de falsificación de la realidad a gran escala, aprovechando que la sobrecarga de información de la sociedad mediatizada permite cualquier cosa.

Un ejercicio de imaginación

Hagamos un esfuerzo de imaginación y propongamos otros posibles "mundos verosímiles" en el marco del neofascismo imperial. Para asimilar sus mecanismos, combinemos elementos de la realidad con datos de la pura fantasía. Digamos, por ejemplo: Fidel Castro tiene ya activa una "bomba bacteriológica" preparada en secreto en el complejo medicinal cubano, y que podría "estallar en silencio" en las ciudades de la costa norteamericana.

O pensemos este otro titular: Amparado por el gobierno iraní, Saddam Hussein dirige desde el exilio el "terrorismo" contra el ejército americano en Irak.

¿Cómo suena? Políticamente criminal, noticiosamente atractivo...

No es una exageración: hay ejércitos de guionistas trabajando en este tipo de "menúes". De aprender a detectarlos depende nuestra salud mental y nuestro futuro político como ciudadanos libres.