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La vieja Europa

3 de junio del 2003

A pesar de la propaganda oficial sobre los "excelentes resultados", el PP no puede ocultar la realidad
3 de cada 4 gallegos no votaron al PP

Roberto Laxe
Rebelión
A pesar de la propaganda oficial sobre los "excelentes resultados", el PP no puede ocultar la realidad: de los 2 millones y medio de gallegos llamados a votar el pasado 25 de mayo, sólo 700 mil echaron la papeleta de la gaviota de la guerra y el chapapote..
Además, perdieron frente al voto de izquierdas y nacionalista, 325 mil el Bloque, 383 mil el PSOE, 20 mil EU IU. En las provincias de Coruña, Pontevedra y Lugo no tienen la mayoría en las capitales de provincia ni en prácticamente ninguno de los núcleos urbanos importantes, con excepciones como Villlalba -si pierden aquí, Fraga se suicida-, Ferrol o Ribeira. Como consecuencia de estas elecciones, el 67% de los pontevedreses, el 61 de los coruñeses y el 55 de los lucenses, serán gobernados por coaliciones de izquierdas. Solo en la provincia de Orense el PP mantiene la mayoría..
Perdieron en las zonas metropolitanas de Coruña y Vigo, donde residen casi un millón de habitantes; y en el caso de Coruña, hasta retrocedió su mejor aliado, el alcalde del PSOE, Paco Vázquez, quién, en un alarde de sinceridad, reconoció que su apoyo al gobierno en el Prestige le paso factura..
Pero la propaganda del régimen no para: hemos ganado en la Costa de la Muerte, dicen, en Muxía. Como si la Costa del Muerte se redujese a Muxia. De conjunto en la zona, donde hay otros pueblos como Laxe, Camariñas, Carnota, etc., el PP retrocede ante el PSOE. Y en la mismo Muxia, a pesar de haber mandado a todos los jefes a cerrar las elecciones, desde Rajoy hasta Fraga, no alcanzan el 50% de los votos (1918) y sólo superan a la oposición en 400 votos, de un total de 3900..
El PP, de igual manera que quiso negar el éxito del 20 J, para luego ocultar una marea negra que destruía la costa gallega, y se embarcó con mentiras en un guerra colonial por un trozo de la tarta iraki, ahora quiere vender la victoria en estas elecciones, porque ha salvado Muxia y Ferrol..
Es cierto que los lugares donde han salvado los muebles pesan; pero nuevamente se encuentran con más del 70% de la población gallega enfrente, por lo que ahora más que nunca, debemos decir que se vayan, los trabajadores y el pueblo gallego lo pueden decir más alto -y lo tendrán que decir- pero no más claro..
Una victoria que sabe a poco .
żDe donde procede la confusión que para muchos hay ante estos resultados?. Si un signo define estas elecciones es la desconfianza ante las alternativas que se ofrecen. Después de las tremendas movilizaciones que se sucedieron desde el 1 de Diciembre, se esperaba una verdadera debacle del PP que, a pesar del varapalo que cobró, no fue así. A ello contribuyó el que, cuando se tenía al alcance de la mano acabar con el gobierno de Fraga, se frustró el potente movimiento del Nunca Máis al impedir que culminara parando a toda Galicia, lo que les permitió recuperar sus fuerzas para intentar salvar los muebles..
Los trabajadores odian profundamente a Aznar, a Fraga y a sus gobiernos; pero no "quieren" de igual manera a la oposición. Del PSOE recuerdan los años de reconversión en Vigo y Ferrol, del GAL, de la corrupción, etc., al que se le hicieron dos huelgas generales, y no se ha visto por ningún lado que el PSOE haya cambiado, es más, se reafirma en que es heredero del gobierno de Felipe González, llevándolo a actos electorales importantes. Además, Zapatero ha apoyado abiertamente al alcalde de Coruña, y el PSdG en ningún momento se integró en la Plataforma Nunca Máis..
Todas estas circunstancias hicieron del PSdG una opción útil para castigar al PP, pero, ni de lejos, la convierten en la alternativa que los trabajadores y el pueblo gallego necesitan, y esto se expresa en los límites que los resultados tienen. El PSdG no tiene una política alternativa a la del PP, con el que convergen en lo fundamental, en las privatizaciones, en la necesidad de las reformas laborales que ellos mismos impulsaron, en la negación de los derechos nacionales de Euzkadi, de Galicia, en el apoyo a una intervención en Irak, salvo que esta debe ser con "cascos azules" y no bajo las barras y las estrellas..
El Bloque se la jugó a dos opciones, una, ya tenía las alcaldías de varias ciudades, entre ellas Vigo y Ferrol, y dos, esperaba ser el beneficiario directo del gran acto de afirmación nacional que supuso Nunca Máis. En ambos casos, con una idea común, somos una fuerza política de gobierno que se debe a todos los ciudadanos gallegos. Los dirigentes del Bloque ocultaban la esencia del giro a la derecha que les viene caracterizando desde hace años: vamos a ser los que gestionemos la crisis y para eso no debemos asustar a todos aquellos que vienen del PP hacia el regionalismo..
El Bloque comenzaba a ser más una fuerza regionalista que nacionalista que abandonaba la lucha estratégica por los derechos nacionales de Galicia en función de unos resultados a corto plazo. A ello se le unió la política que desarrollaron al frente de ayuntamientos como el de Vigo, donde el alcalde Lois Castrillo llegó ser declarado persona "non grata" por los trabajadores municipales, mayoritariamente de la CIG, y aplicó una política de privatizaciones de servicios que no tenía nada que envidiar las del PP o del PSOE. El punto culminante de este giro lo dio Anxo Quintana, Coordinador General del BNG, cuando unos días antes declaró que el Bloque fomentaría las políticas de empleo desde los ayuntamientos "a través de la iniciativa privada"..
En este marco, no es de extrañar la confusión que se ha generado en torno a unas elecciones que levantaron unas grandes expectativas y que han dejado un sabor agridulce. Pero no nos engañemos, 3 de 4 gallegos no han votado al PP, han sido desautorizados desde hace un año de manera sistemática, primero con la Huelga General, después el 1 de Diciembre, luego el 15 de febrero y ahora en las elecciones; ahora hay que aprovechar las movilizaciones que se vienen, con el 25 de Xulio como punto de referencia, para volver a gritar: GOBIERNOS DIMISIÓN.