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La vieja Europa

12 de junio del 2003

En la cárcel con Slobodan Milosevic
Cuatro horas tras diez puertas

Viacheslav Titiokin
Traducido para Rebelión por Josafat Sánchez Comín

En uno de los barrios de las afueras de la Haya, de nombre impronunciable. Mediodía caluroso. La cárcel. Desde la fachada principal, la cárcel está rodeada de casas construidas con el mismo tipo de ladrillo rojo, así que pasa medio inadvertida. Pero este lugar ha alcanzado fama internacional gracias a que en él está ubicado el Centro de reclusión de la ONU, donde se encuentran presos los acusados por el Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia. Entre ellos el más famoso preso político en el mundo: el antiguo presidente de la República de Yugoslavia, Slobodan Milosevic.

A él pueden acceder únicamente abogados, miembros de la familia, y amigos personales. En calidad de amigo de Slobodan Milosevic se dirigió a La Haya el diputado del parlamento ruso N.I. Ryzhkov. Teniendo en cuenta que nos conocemos desde hace tiempo, S. Milosevic también me invitó a mí a visitarle en la cárcel. Resultaba evidente que el Tribunal Internacional no estaba especialmente entusiasmado con la posibilidad del encuentro de N.I. Ryzhkov con el hombre, al que desde hace tiempo los políticos occidentales y la prensa tildan de "dictador" y "tirano". A Occidente le inquieta mucho el hecho de que Milosevic goce de un amplio apoyo en Rusia.

Nuestra visita fue acordada con una serie de limitaciones. Así, según el reglamento del Tribunal Internacional, está prohibido que ninguna información recibida durante la entrevista pudiera ser filtrada a la prensa. Nos advirtieron que de incumplir este punto, se complicaría el poder visitar a Milosevic. Osea que pueden imponer la prohibición de recibir visitas. Por eso solo puedo compartir mis impresiones personales y la información sobre la marcha del proceso, recibida de otras fuentes.

La entrevista tuvo lugar el pasado viernes, 6 de junio y se alargó durante casi 4 horas. A propósito, en esta cárcel en los años de la ocupación de Holanda por los fascistas, tenía su cuartel general la Gestapo. Allí torturaban y mataban a los guerrilleros de la Resistencia holandesa.

Un altísimo muro exterior de ladrillo. Tras él una verja con alambrada de la misma altura. La cárcel se divide en dos secciones. En una se encuentran los presos comunes holandeses. En la otra los acusados por el Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia (TIAY). Desde la entrada hasta el lugar de la entrevista hay que atravesar más de diez puertas. Detrás de una de esas puertas vimos de repente, tras un cristal, sonriente, en una pequeña habitación a Slobodan Milosevic. Nos volvieron a pedir la documentación. Y por fin, por primera vez desde el año 2000, pudimos encontrarnos de nuevo con nuestro camarada.

Slobodan Milosevic vestía ropa de deporte y una camisa a cuadros con todos los botones abrochados. Bien afeitado. Esta claro que no descuida su imagen. Más delgado, pero manteniendo un buen aspecto general. Recordaremos a los lectores que a finales del año pasado y principio de este estuvo gravemente enfermo debido a una afección renal. Sobre el TIAY se produjo una fuerte presión internacional. En su defensa se pronunció la Duma (parlamento) de la Federación Rusa. Siguiendo los consejos de su médico en Belgrado, quien le lleva el tratamiento, su estado ha mejorado sensiblemente. Pero lo más importante es que no ha perdido el ánimo y el espíritu de lucha. La misma seguridad y tenacidad en la mirada, que le caracterizaba cuando era presidente de Yugoslavia. Voluntad en la mirada, voluntad en su tono de voz. La cárcel no ha podido con él. Una absoluta confianza en la victoria.

Todos aquellos que siguen el proceso desde la sala del juzgado o a través de Internet (donde se publican los estenogramas de las sesiones) coinciden que en el transcurso de los interrogatorios a los testigos, Milosevic desmonta con seguridad sus testimonios. Prácticamente ha desenmascarado a todos los testigos, desde los bandidos kosovares, pasando por los antiguos presidentes de Croacia y Eslovenia, acusándolos, por decirlo de un modo educado, de tergiversar la realidad. Hablando claro, mienten. Y para ello cuentan con la inestimable ayuda de los fiscales.

En ocasiones presentan a personajes tales que hacen que el proceso se convierta en una farsa. Se llegó a dar el caso en que la fiscalía aportó a un testigo que aseguraba haber sido fusilado… por los soldados del ejercito yugoslavo. Presentaron su camisa ensangrentada con orificios de bala. Milosevic, inmutable, preguntó: żcon que tipo de arma le fusilaron?. El testigo respondió que con una ametralladora de gran calibre. Pregunta: ży desde que distancia?. El "testigo" sin pestañear responde que desde tres metros. (Una bala de ese calibre a esa distancia le hubiera destrozado). Pregunta: ży como es posible que la camisa esté agujereada y usted este entero?. Respuesta: " me salvaron las fuerzas del más allá".

Ese es le tipo de testigos beneficiarios de la ayuda sobrenatural, que presenta la fiscalía de La Haya. Otro ejemplo extraído de un estenograma. A un supuesto experto occidental, en medios de información le hacen una pregunta. Responde que desconoce el tema. Entonces el fiscal le lanza una nueva e inaudita pregunta: ży si supiese lo que no sabe, como lo utilizaría a favor o en contra del acusado?… żEs ese el nivel de la justicia? Las fuerzas claro, no son equiparables. Con cada testigo trabaja un fiscal distinto, preparando su testimonio. En total hay siete fiscales. Cada uno de ellos cuenta con una decena de ayudantes, expertos en diferentes ámbitos. Enfrente tienen a un solo hombre: Slobodan Milosevic. Y aún así siguen sin poder con él. Por eso todos aquellos que están detrás de este vergonzante proceso intentaron primero debilitar su salud. No les resultó. Probaron entonces con los métodos de presión sicológica. En Belgrado se han abierto procesos penales contra su mujer y su hijo. Las acusaciones claramente amañadas, pero el objetivo real está conseguido: impedir que los miembros de su familia le pueda visitar. Para cualquier prisionero es un duro golpe.

El proceso se compone de dos partes. Desde febrero del año pasado asistimos al bloque acusatorio. Los fiscales intentan demostrar sus acusaciones. Milosevic solo puede tomar parte en el interrogatorio a los testigos de la acusación. Esta parte se puede prolongar hasta final de año o incluso hasta febrero del año que viene. La fiscalía ya ha "sacado a escena" a unos 180 testigos y promete presentar 200 ó 250 más. Se podría decir que tiene unos planes ambiciosos. Aunque los jueces ya les han pedido que se atengan a unos plazos razonables. Después llegará el turno de la defensa. Slobodan Milosevic tienen derecho a tomarse para su defensa el mismo tiempo que utilice la fiscalía. Aproximadamente dos años.

En realidad la sentencia ya fue adoptada por los políticos y medios de comunicación occidentales mucho antes de que comenzara el proceso. La única tarea del tribunal es darle forma jurídica. En opinión de muchos, el TIAY no es sino un instrumento para continuar la agresión, solo que por medios jurídicos. El tribunal está llamado a fundamentar y reforzar los resultados de la agresión. Y para lograrlo no escatimarán medios. Ya no es que el Consejo de Seguridad de la ONU no tuviese derecho a crear este tribunal, sino que se ha convertido en un pesado yugo en su cuello. Para los años 2002-2003 le fue concedido un presupuesto de 250 millones de dólares (aunque en sus diez años de existencia solo haya servido para juzgar a diez personas). Y la practica totalidad de los encausados han sido serbios. Los abogados que participan en los procesos(salvo en el caso Milosevic, al haber renunciado a un abogado) reciben 20-25 mil € al mes. Pensemos que los fiscales, jueces y demás funcionarios del tribunal tienen unos sueldos similares. Así que personas influyentes, interesadas en que el tribunal exista el mayor tiempo posible, hay unas cuantas.

Pero el tema no acaba aquí. Occidente necesita demostrar que desde un primer momento, la política de los gobernantes yugoslavos estaba basada en el genocidio programado de las minorías nacionales. Entonces bajo ese pretexto podrán conseguir la derogación de los documentos internacionales que regulan actualmente la situación en los Balcanes: los acuerdos de Dyton de 1995 sobre Bosnia y la resolución 1244 del consejo de seguridad de la ONU sobre Kosovo. En ese caso se podría declarar ilegal l a la República Serbia como integrante de Bosnia y acelerar el trámite de la independencia de Kosovo. Esos son los planes geopolíticos de los que están tras este juicio.

Lógicamente, el objetivo de nuestro viaje era el encuentro con Slobodan Milosevic. Sin embargo cuando nos acercábamos a la última puerta, nos pidieron esperar; un grupo de reclusos salía en ese momento al patio. Fue entonces cuando vimos a nuestro antiguo conocido Voislav Sheshel, líder del Partido Radical Serbio y candidato a presidente de Serbia, que ocupó el segundo lugar en las elecciones de diciembre del 2002. Hace medio año estuvo en Moscú y Sovietskaya Rossia publicó una extensa entrevista con él.

Él fue el primer sorprendido al vernos allí. Se alegró y se acercó a saludarnos. Nos dimos la mano e intercambiamos saludos. Se le veía alegre. En su momento ya estuvo 6 meses preso por "motivos políticos", y en la cárcel se siente seguro. V. Sheshel es catedrático en derecho. Cuando comience su proceso, los fiscales no lo van a tener nada fácil.

Por cierto, vimos y al antiguo presidente de Serbia, Milutinovic. Aquí la historia es distinta. La policía le era leal, y él podía haber evitado la entrega de Milosevic a La Haya. Pero él prefirió autoexcluirse. A cambio le prometieron que durante el proceso en La Haya, estaría libre. Pero en lugar de agradecimiento por los méritos para con la "democracia" a Milutinovic le acabaron reservando un lugar tras los barrotes. Esto es una buena lección para aquellos ( incluidos en Rusia) que se inclinan ante occidente confiando en que después les será considerado como mérito.

Durante la entrevista con Milosevic, pasó a vernos el responsable del sector principal de la cárcel. Un hombre amable, de pelo cano, antiguo teniente coronel del ejercito irlandés. En general se podría decir que la vigilancia de la cárcel se dirige a Milosevic con respeto. Los vigilantes no son robots. Están viendo lo que está pasando y ya se han forjado su propia impresión.

Resulta curioso que la prensa occidental inesperadamente haya perdido por completo el interés hacia este caso, al que el año pasado llamaban el "juicio del siglo". Es una señal fiable de que los auspiciadores del juicio no están en condiciones de salirse con la suya.

A la entrada de la prisión, nos pidieron dejar los teléfonos móviles y las cámaras de fotos. Pasamos por un detector de metales. Pero no hubo ningún tipo de registro. Con el visto bueno del representante de la cárcel, que estuvo presente en todo momento durante el encuentro, se nos permitió entregarle una selección de números del Sovietskaya Rossia, con artículos en su defensa, así como una foto de la redacción del periódico y un resumen de las disposiciones de la Duma en apoyo de Milosevic. G.A.Ziuganov (Sec.gen. del PCFR) nos pidió le entregáramos su último libro sobre la globalización. Le dejamos también una fotografía de Nelson Mandela. Para acabar le entregamos una cinta con grabaciones de música rusa y romances interpretados por Alexander Podbolotov.

Cuatro horas que pasaron volando. El guardia se señaló el reloj. Era la hora de marchar. Nos despedimos con un sentimiento de ánimo renovado. Este hombre desde la cárcel continúa su lucha por Yugoslavia, igual que cuando era presidente. No se rendirá.