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La vieja Europa

6 de mayo de 2003

El último muerto de la guerra civil fue fusilado el 20 de abril de 1963
Un libro reivindica a Julián Grimau

Antonio Gómez
El Periódico

El dirigente comunista Julián Grimau García fue fusilado en el campo de tiro de Carabanchel (Madrid) el 20 de abril de 1963, tras haber sido detenido a consecuencia de una delación. Su muerte, que fue internacionalmente considerada un crimen de Estado, causó escándalo en todo el mundo, provocando manifestaciones antifranquistas y numerosas peticiones de clemencia, entre ellas las del Papa Juan XXIII y el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy. El escritor y cineasta Pedro Carvajal recuerda en un libro publicado por Aguilar su detención, juicio y ejecución.
Para realizar su trabajo, Carvajal ha recurrido a los camaradas de Julián Grimau y a los compañeros que le conocieron en la cárcel, así como a su abogado defensor militar y a miembros de su familia. El resultado es "un eslabón importante en la recuperación histórica de este país, que cometió un gran error cuando confundió amnistía con amnesia", en palabras de Nicolas Sartorius, abogado y exdirigente del PCE que coincidió con Grimau en prisión.
Para condenar a Julián Grimau, el franquismo se inventó el concepto de delito continuado, lo que le permitió juzgarle por supuestos delitos cometidos en la guerra civil, sin tomar en consideración que habían transcurrido 24 años desde su finalización y que no hubo en el juicio ninguna declaración de testigos.

"HECHO ESTREMECEDOR"

Para el juez José Jiménez Villarejo, actualmente magistrado jubilado del Tribunal Supremo, que participa en el libro, aquella muerte fue "un hecho estremecedor", que tuvo una "apariencia de justicia, pero sólo una apariencia". Según él, la lectura del sumario de caso muestra "un cúmulo de disparates e irregularidades que ahora son inimaginables, pero que entonces, cuando las palabras justicia y derecho tenían un sentido muy distinto al que tienen hoy, fueron posibles".
El sobrino de Julián Grimau, que lleva su mismo nombre y era un niño cuando aquél murió, considera que los españoles tienen un deuda de gratitud a quienes, como su tío, "dieron la vida por intentar que en España hubiera un régimen democrático". Por eso ha sido el promotor del libro, que considera "un homenaje a todos los que, de una forma u otra, lucharon por unos ideales que ahora todos disfrutamos".
Pedro Carvajal, autor entre otros trabajos de los documentales sobre el exilio español emitidos recientemente por La 2 de TVE, ha querido que Julián Grimau, el último muerto de la guerra civil recoja la "memoria histórica" de quienes participaron en aquel caso. Junto al libro, también ha comenzado a rodar un documental, aún en fase de producción, que ha ofrecido a todas las televisiones españolas, aunque ninguna ha mostrado interés por emitirlo.