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La vieja Europa

25 de mayo del 2003

Cumbre de la OTAN en Madrid

Un pan debajo del brazo
Tor
Rebelión

La postura estadounidense de intervenir militarmente contra Iraq, acompañado por otros países como Gran Bretaña, el Estado español, Australia y Polonia, junto al conflicto generado por la pseudo-oposición franco-alemana al plan para el envío de equipos y tropas OTAN a Turquía que garantizaran su defensa días antes de la guerra contra Iraq, llevó a más de un analista a buscar de forma precipitada la sepultura de la Alianza.

Hoy podemos ver que la OTAN, como numerosas veces ha demostrado desde la caída del muro de Berlín, tiene capacidades suficientes para reinventarse tras cada "crisis" y salir aún más fortalecida.

Mientras caían toneladas de bombas sobre la población iraquí, esta "denostada" OTAN seguía desarrollando los acuerdos que se tomaron tras la cumbre celebrada en Praga en noviembre de 2002. Este cónclave sirvió para constatar que quien manda en la Alianza son los estadounidenses y que no sólo no están dispuestos a deshacerse de ella, sino que además prevén ampliarla y utilizarla para seguir desplegando su "estrategia antiterrorista".

Tras la ampliación que Praga hizo posible, EEUU se aseguró el control geoestratégico sobre la región caucásica, la instauración de destacamentos y bases militares funcionales a la lógica de guerra alrededor de Oriente Próximo-Medio —no olvidemos las recientes declaraciones de Rumsfled acerca de los atentados de Marruecos, Arabia Saudí y Turquía, señalando directamente a Irán, lo que hace prever que la doctrina de guerra contra el terrorismo seguirá trayéndonos nuevos "escenarios bélicos" —, y el domeñamiento de la UE, sobre todo en el aspecto militar y económico.

Pero también la cumbre de Praga nos deparó otros aspectos. Se aprobó la creación de la llamada Fuerza de Reacción Rápida sustentada sobre la nueva y flamante definición de "terrorismo" de la OTAN —"el uso ilegal o la amenaza del uso de la fuerza o violencia contra individuos o propiedades con el objeto de coartar o intimidar a los gobiernos o sociedades para obtener objetivos políticos, religiosos o ideológicos"— (¿no es esto acaso, como dijo José Luis Sampedro en el Tribunal de opinión sobre la guerra contra Iraq celebrado en Madrid en mayo, lo que han hecho los países que han invadido Iraq? ¿no es esto terrorismo?) Decimos por tanto que mientras invadían Iraq de forma ilegal, ilegítima e injusta, la OTAN seguía urdiendo cómo adaptarse a la situación. No deja de ser paradójico que su Nueva Agenda de Defensa —una iniciativa emprendida dentro del marco del Foro Europeo con base en Bruselas— estuviera bajo el patrocinio del Alto Representante de la UE, Javier Solana, del Comisario Europeo para Relaciones Exteriores Chris Patten y del Secretario General de la OTAN, Lord Robertson, como tampoco deja de sorprender que sea el ex Ministro español de Defensa, el socialista Eduardo Serra, el presidente del chiringuito.

Mientras el Partido Socialista se afanaba en liderar la oposición a la guerra algunos de sus principales cuadros —altos funcionarios, responsables políticos de la Unión Europea y la OTAN, analistas de seguridad..— se reunían con representantes de la industria de defensa europea —Agusta, Sistemas BAE, Dassault, EADS, el Grupo de Industrias Europeas de Defensa, Finmeccanica, Snecma y los Grupos de Armamentos de Europa Occidental— para "llenar el vacío existente entre la Unión Europea y la OTAN y dar un mayor relieve a los complejos problemas de las nuevas políticas de defensa y seguridad para lograr que la Unión Europea y la OTAN se acerquen más, y conseguir que ambas apunten en la misma dirección".

Por eso el 3 y 4 de junio los ministros de AA.EE. de la OTAN vienen a Madrid. Vienen decididos a seguir profundizando su agenda, que a groso modo gira en torno a los siguientes objetivos:

Hacer operativa la primera fase de la fuerza de reacción rápida asociada al nuevo "Concepto Militar de Defensa contra el Terrorismo". Esta primera capacidad de la FRR estaría compuesta por unos 2.000 soldados del total de 20.000 con que contará en su día y que será capaz de desplegarse rápidamente en cualquier lugar del mundo para llevar a cabo cualquier tipo de operaciones militares.

Sentar las bases para que en la reunión de ministros de Defensa de la OTAN, a celebrar en Bruselas a mediados de junio, se apruebe la nueva estructura de mandos de la Alianza Atlántica .

Para mejorar aún más sus capacidades militares, la OTAN pedirá a los estados miembros que aumenten el gasto militar y que contribuyan dentro de sus posibilidades a la capacidad militar compartiendo recursos.

El papel del Estado español ha sido, es y será —en torno a lo que se decida en esta cumbre— de una extraordinaria importancia porque están en juego varias cuestiones cruciales. El apoyo del gobierno español a este pogromo sin justificación posible que ha sido la guerra contra el pueblo iraquí viene ahora con un pan debajo del brazo:

Tras la reunión de las Azores, Bush se comprometió a presionar a la OTAN para que la nueva estructura de mandos que se aprobará en Madrid y Bruselas en junio, adjudique al E. español el control militar del Estrecho, lo que ultimarán en un primer momento los ministros de AA.EE. y después los de defensa. El control español del Estrecho incluiría además el compromiso de la OTAN a defender Ceuta y Melilla, lo que se interpreta como un claro mensaje a las autoridades marroquíes acerca de las reivindicaciones territoriales sobre ambos enclaves. La contraprestación a esta cuestión vendrá dada a propósito del Sáhara: si finalmente se aprueba la nueva estructura de mandos el Estado español se sumará al plan Baker, lo que supone debilitar al máximo cualquier atisbo de independencia para la ex colonia española, que lleva padeciendo 26 años de ocupación marroquí. La independencia del Sáhara Occidental parece estar ahora más lejos que nunca.

Otra de las contraprestaciones del apoyo español a la alianza angloestadounidense gira en torno a la conversión del cuartel subregional conjunto de Retamares (Madrid) en Cuartel General Terrestre de las fuerzas OTAN para el sur de Europa. Esto convertiría al Estado español en uno de los pilares fundamentales de la estructura militar de la OTAN. Retamares sería un cuartel propio de la Alianza a diferencia de otros como Bétera, que son medios que el Estado español pone al servicio de la Alianza. También ha aparecido en la prensa portuguesa que la sede que la OTAN tiene en Bruselas puede ser en breve trasladada a Madrid, en concreto, entre el INTA (Instituto de Técnica Aeroespacial, organismo autónomo del ministerio de Defensa) y la base aérea de Torrejón donde desde hace casi un año están construyendo un bunker y un gran centro de telecomunicaciones.

Si bien estas son las claves principales de la reunión de la OTAN en Madrid, otras cuestiones en las que profundizarán, y no por ello menores, serán:

- la propuesta de creación de un escudo antimisiles para Europa —similar a su polémico y costoso homólogo estadounidense—, el aumento de los gastos militares y de Investigación y Desarrollo militar en la Unión Europea para alcanzar cuotas parecidas a las estadounidenses, y perfilar la Política Europea de Seguridad y de Defensa, para que sea útil —a pesar de las cacareadas soflamas belgas, alemanas, francesas y luxemburguesas— al planteamiento de defensa global de EEUU y a su potente industria militar.

Es necesario cuestionarse la existencia de la OTAN. Debemos repetir tantas veces como sea necesario que las condiciones con las que el Estado español entró en la OTAN tras el referéndum del 12 de Marzo de 1986 fueron el desmantelamiento progresivo de las bases, la no pertenencia a la estructura militar y la prohibición de tránsito de armamento nuclear por el territorio, y que todas estas condiciones han sido incumplidas por los diferentes gobiernos que desde aquel año han estado al mando del Estado.

La denuncia de esta nueva vieja OTAN tiene que servir al movimiento contra la guerra de acicate, de profundización y creatividad en las formas de intervención política para evitar las guerras antes de que éstas sean declaradas.