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La vieja Europa

29 de mayo del 2003

Alemania en recesión y EEUU en deflación.

Emilio J. Corbière
Argenpress.info

Alemania, la economía de la mayor potencia europea, cayó en el primer trimestre del año y en toda la región se detuvo el crecimiento. Los especialistas consideran que la actividad seguirá estancada en todo el 2003. Algunos países que retrocedieron mucho fueron Italia y Holanda. Italia es la tercera potencia económica europea.

La crisis repercute en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos cuya recesión propia está evolucionando peligrosamente hacia la deflación. Preocupados, los norteamericanos han hecho un llamado al G7 para que Alemania 'tome inmediatamente medidas' a fin de reactivar su crecimiento económico.

Washington necesita desesperadamente colocar sus productos y, además, que Europa participe de la sangría financiera que significará la reconstrucción de Irak. Desde luego, los únicos beneficiarios por el petróleo y el traspaso de enormes sumas de dólares serán un grupo de empresas norteamericanas que gozan de la protección y amistad del gobierno de George W. Bush y Dick Cheney, es decir, el 'complejo militar-industrial' y los intereses petroleros, particularmente texanos.

¿Qué se le pide a Alemania? Un ajuste ultraortodoxo: flexibilización salarial, despidos masivos mediante la facilitación de los mismos, ya que la legislación laboral germana es proteccionista en materia laboral, suspensión o derogación de los convenios colectivos de trabajo, recorte de salarios y jubilaciones, menos educación y salud, privatización parcial del régimen jubilatorio.

Dificultades para el ajuste estructural germano

Pero no es fácil un ajuste estructural en Alemania. Los sindicatos son enormes corporaciones multinacionales que movilizan a millones de trabajadores. Cuentan con recursos económicos para una resistencia frente a los empresarios alemanes y extranjeros. El primer ministro socialdemócrata, Gerhard Schöeder fue reelecto recientemente y tiene por delante cuatro años mas al frente del gobierno. De todas maneras, los empresarios y su expresión política, el Partido Liberal, a través de su dirigente Guido Westerwelle, están exigiendo nuevas elecciones. Los beneficiados, de no triunfar la socialdemocracia, serían los democristianos bávaros de derecha que impondrían, junto a los liberales, el ajuste.

Deflación norteamericana

La agitación de Washington por la recesión alemana y, en general, europea, es por su propia crisis económica que ha entrado en la deflación. El déficit comercial norteamericano alcanzó en marzo pasado a su cifra más alta desde diciembre de 2002, impulsado por el alza de los precios de petróleo antes de la guerra en Irak, que elevó el costo de las importaciones de crudo.

Pero lo más grave es que los precios de mayoristas y en la producción industrial se están derrumbando y avivan los temores de deflación. Se precipitaron a su nivel más bajo de medio siglo, desde que comenzaron a registrarse las estadísticas en 1947. Los costos de la energía, los vehículos y los cigarrillos, por ejemplo, bajaron notablemente en abril y, al parecer el declive persiste junto a otros productos, como los electrónicos y el valor de los bienes raíces. La producción industrial no solo no se mantuvo o subió, sino que bajó un 0,5 por ciento. La Reserva Federal de Estados Unidos (es decir el Banco Central) ya había advertido que la presión hacia la baja de los precios es actualmente mayor que la inflación.

La raíz del problema

La deflación, al igual que el fenómeno de la inflación, si se desborda, perjudica a la economía, pues el consumidor tiende a no gastar esperando que los precios caigan más. Esto podría disparar una especial negativa en la cual la producción industrial cae aún más ante la falta de compras por parte del consumidor.

Este fenómeno deflacionario, según enseñó el economista Joseph Schumpeter, y ahora lo repite el especialista Paul Krugman, fue característico de la Gran Depresión que sacudió a los Estados Unidos y el resto del mundo en los años treinta.

Hasta la gente de la Escuela de Chicago, liberales y ortodoxos, pero no tontos, vienen advirtiendo sobre el déficit presupuestario norteamericano y los fraudes de las megaempresas multinacionales encabezadas por Enron y Halliburton. En 1929, a la crisis de la deflación se sumó una fabulosa timba en la Bolsa y, lo cierto, es que Wall Street ha comenzado a derrumbarse periódicamente desde una semana antes del gran atentado de 11 de septiembre del 2001.

Y, a todo esto, falta la frutilla a la torta. Una posible caída de la economía japonesa que golpearía, por igual, a Estados Unidos y a China. Hoy, Japón, está apuntalado por Washington, la Unión Europea y la propia China comunista que integró a Tokio al poderoso Mercado Común Asiático.

El MERCOSUR

Hay, sin embargo, una cuestión de gran importancia para Brasil, Argentina y Paraguay, integrantes del MERCOSUR. Alemania espera concretar antes de fines de año un acuerdo de libre comercio con el MERCOSUR para expandir su comercio con América latina. La burguesía paulista está ultimando ese acuerdo con el presidente de la Confederación de Cámaras de Industria y Comercio germano, Ludwig Braun. Ante la situación de la economía mundial y regional, los empresarios y banqueros alemanes durante una reciente conferencia realizada en Frankfort, aprobaron y es más, alentaron al gobierno de Berlín, a cerrar el trato para aumentar sus inversiones en la región y poder suministrar sus productos. En el 2002, el intercambio comercial entre Alemania y América latina tuvo un volumen de 27.360 millones de euros (el euro está unos pocos centavos por sobre el dólar). Brasil y México fueron los países que más comerciaron. El nuevo gobierno argentino de Néstor Kirchner no debe dejar de participar en esta política comercial. Otro tanto ocurre con China, decidida a incrementar el comercio agrícola-ganadero y de otros productos con nuestro país, especialmente la producción de la soja y otros alimentos.

Los alemanes quieren instalarse en Buenos Aires y Brasilia con sus bancos, especialmente el Deutche Bank, ahora que han concluido las restricciones que tenían desde la posguerra.

La situación mundial es muy compleja, con peligros latentes de beligerancias y conflictos bélicos. Todo lo que signifique afianzar mercados es importante, en tanto no signifique depredación y sumisión.