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La vieja Europa

27 de marzo del 2003

España: El negocio redondo de Iberdrola
El Gobierno le concede el monopolio de las Térmica

La corriente alterna.com

Iberdrola es un buen negocio. Las centrales nucleares siguen en auge en nuestro país. Y el nuevo negocio de las Térmicas es imparable. Y en este campo, esta compañía no tiene competencia. El Gobierno la ha convertido en los últimos años en un auténtico monopolio. Le concede las licencias de las nuevas centrales y silencia los abusos de sus irregularidades. Así no es de extrañar que le lleguen opas hostiles. Los ecologistas han denunciado este trato de favor ante el Consejo Nacional de la Energía..
Tanto Greenpeace como Ecologistas en Acción, presentes en dicho consejo piden que se debata por qué se le ha permitido construir 4.600 MW de centrales a Iberdrola. Para los ecologistas se ha llegado a la formación de un monopolio en el sector eléctrico. Iberdrola supera en este momento el 20% de la capacidad de producción de electricidad en el sistema peninsular, el límite que tenía fijado desde el año 2002..
Este era el objetivo del Decreto-Ley de medidas urgentes de intensificación de la competencia de bienes y servicios, promulgado por el Gobierno del PP en junio del 2000. En teoría dicha compañía no podía aumentar su presencia en el mercado eléctrico hasta pasados 3 años. Papel mojado..
Iberdrola ha obtenido algo que no puede considerarse sino un trato de favor. Se le permitió en el momento de publicarse el Decreto continuar con la construcción de 2600 MW de potencia que habían superado el trámite de información pública. Se le autorizó además a continuar de manera ilegal las obras de una térmica en Tarragona de 400 MW. Se le permitió comprar a diversas empresas 1.600 MW de potencia en Arcos de la Frontera (Cádiz). Y recientemente se le ha dado permiso para construir en Aceca (Toledo) sin haber informado de la potencia que dará de baja..
Tapar los incidentes .
Hace justo un año, la central de Cofrentes (Valencia) registró nueve incidentes que se saldaron, única y exclusivamente, con varias actas de inspección del Consejo de Seguridad Nuclear. Según Greenpeace, la propietaria de la nuclear, Iberdrola presionó al organismo para que no la sancionara y para que las irregularidades fueran silenciadas ante la opinión pública. Como si nueve incidentes no fueran nada.