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La vieja Europa

30 de marzo de 2003

El Partido Popular impulsa una fundación contra Lula, Hugo Chávez y Fidel

Lupelena Rosales / La Lanza

A mediados de octubre hizo su aparición la Fundación Internacional para la Libertad, que preside Mario Vargas Llosa, y que asentará sus sedes en Madrid y Washington. La Fundación agrupa a unos 400 institutos repletos de intelectuales y empresarios del Estado español, de EE.UU. y de América Latina.
El debut se llevó a cabo en medios de anuncios de combate contra el "neopopulismo" de Chávez y Lula, y contra las dictaduras, sin embargo uno de los representantes chilenos alabó la dictadura de Pinochet y entre los presentes habían varios personajes ligados a intentos golpistas.
La capital de España fue escenario el lunes 14 de octubre de la creación de la autodenominada "Fundación Internacional para la Libertad" (FIL), que agrupa a un grupo de intelectuales y personajes reaccionarios entre los que se incluye al anticastrista Carlos Alberto Montaner y que preside el escritor peruano ahora nacionalizado español, Mario Vargas Llosa.
Para esta curiosa Fundación, los enemigos de la libertad siguen siendo los dirigentes políticos que se definen por defender los intereses nacionales-populares y la independencia política frente a los dictados de EE.UU..
El presidente electo de Brasil, Luis Ignacio da Silva, "Lula", fue blanco de duros ataques pese a que se vió obligado a considerar las "recomendaciones" del Fondo Monetario Internacional (FMI) nombrando como vicepresidente a un empresario brasileño.
A mucho pesar el economista brasileño Paulo Rabello de Castro en su intervención en el foro de apertura de la fundación, "Iberoamérica entre la Modernidad y el Neopopulismo", reconoció "errores" en la aplicación del neoliberalismo pero en una clara desfiguración de la realidad insistió en las supuestas bondades del injusto sistema económico capitalista, además culpó a Lula y a Hugo Chávez del avance imparable de lo que calificó de neopopulismo como reacción a los "errores" del neoliberalismo en América Latina.
Tratando de bajarle el perfil a los "errores" del neoliberalismo el mexicano Roberto Salinas se permitió ironizar asegurando que hoy aparece como que "todos los males del mundo son consecuencia del neoliberalismo: las devaluaciones, las enfermedades, hasta las lluvias y el malestar estomacal". Caradura el mexicano se metió en el bolsillo el hecho que los millones de pobres que existen en México son producto del sistema capitalista que no ha podido resolver los problemas de ese país.
Por su parte el anticubano Carlos Alberto Montaner calificó al actual presidente de Venezuela, Hugo Chávez de "demente" y se lanzó en picada contra Cuba y la "dictadura" de Fidel Castro. Nada dijo del boicot de EE.UU. a Cuba y tampoco se sabe que se haya pronunciado alguna vez en su vida contra las dictaduras militares que asolaron Latinoamérica en los años 70. Mucho menos se pronunció sobre los intentos golpistas en Venezuela donde se pretende instalar una dictadura que contenga la alianza entre militares y empresarios.
El acto fue clausurado por Mario Vargas Llosa, el autor de algunos buenos libros, fue muy crítico con la corrupción institucionalizada que hace gala la mayoría de los dirigentes de los partidos tradicionales de América Latina y citó además, a modo de ejemplo, a otros "líderes libertarios" surgidos en circunstancias especiales como el peruano Alberto Fujimori y el nicaragüense Arnoldo Alemán. Ambos "líderes" se robaron las platas fiscales y hoy están requeridos por los tribunales.
Desde la tribuna el escritor peruano afirmó que "las dictaduras nunca fueron una solución" y ratificó el compromiso de los liberales "con la democracia". Pero fueron muy pocos los que creyeron los anuncios de Vargas Llosa porque con el lapso de algunos minutos de diferencia le había precedido en la tribuna el ex ministro de Economía chileno Hernán Buchi que sin tapujos reivindicó la justeza del golpe militar de Pinochet porque según dijo: hizo frente a "un comunismo campeón".
La inauguración de esta singular Fundación por la libertad contó con la asistencia de la ministra española de Exteriores, Ana Palacio, y otros miembros del Gobierno y del Partido Popular, así como la esposa del presidente del Gobierno, Ana Botella. Todas las figuras emblemáticas de la derecha española respaldadas por el gobierno de José María Aznar -que no hace asco alguno a las órdenes que vienen de Washington- estrechamente unidas en el combate contra los pueblos latinoamericanos en su voluntad de elegir las opciones políticas que más convengan a sus "legítimos intereses".