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La vieja Europa

27 de febrero del 2003

Modelo para el foxismo, camina a la derrota
Aznar se desmorona

Juan Agullo
Masiosare

"Compréndanme", imploró José María Aznar ante sus compatriotas durante una reciente entrevista televisiva; 48 horas después, el pasado 15 de febrero, 4 millones de personas1 salieron a las calles de 350 localidades españolas para rechazar el belicismo de su gobierno. Noventa por ciento de la ciudadanía está contra la guerra2, motivo que se agrega a otros más para advertir un descontento popular cada vez mayor. La semana pasada, Aznar visitó México. Vino, dicen algunos, para convencer a Fox de apoyar a Estados Unidos en su aventura militar por Medio Oriente, aunque sin éxito aparente, lo cual confirma que los resultados no se le dan ni dentro ni fuera de España. .

"CIEN POR CIENTO DIGNIDAD"
. Hoy, tres meses después del hundimiento del petrolero Prestige frente a las costas de Galicia, los españoles se manifestarán en Madrid bajo este lema. Le reclamarán al gobierno de José María Aznar la responsabilidad que, según los técnicos, tuvo en el desastre ecológico ya producido y en el económico que se avecina. También arroparán a Nunca Máis, la plataforma ciudadana que organiza los trabajos de limpieza de las playas contaminadas y canaliza las protestas sociales. Ultimamente ha sido atacada con virulencia por un gobierno que llegó a acusarla veladamente de terrorismo político..
Existe un precedente de la protesta: el pasado 9 de febrero, 150 mil personas marcharon en La Coruña (la ciudad más grande de Galicia con 254 mil habitantes) contra el gobierno estatal presidido por Manuel Fraga, ex secretario franquista y fundador del Partido Popular (PP), al que pertenece el presidente Aznar. Los motivos fueron los mismos: el desastre ecológico del buque petrolero..
En Madrid, el inalcanzable punto de referencia será la masiva marcha de la semana pasada contra la postura belicista de su gobierno en la crisis de Irak: más de un millón de personas en una ciudad de apenas cinco millones..
Cuentas de un goteo que comenzó hace siete meses con una huelga general. En aquel momento, el presidente Aznar apenas dijo ver "un lío por la calle… de mucha gente por la calle" (sic). Medio año después, la "reforma de las prestaciones sociales" que desencadenó la protesta ha sido retirada..
El ambiente político, sin embargo, continúa enrarecido. Dentro de escasos tres meses habrá elecciones estatales y municipales. Según los analistas, la derecha puede sufrir una severa derrota3. A partir de ahí pudieran acelerarse los comicios presidenciales, en principio, previstos para 2004..
Dedazo sin tapado .
Aznar no pretende relegirse. Las malas lenguas aseguran que apunta más alto: quizás a presidir el Consejo Europeo. Sus tiempos, sus anhelos y sus obsesiones son elocuentes. A partir de ellos puede explicarse, por ejemplo, la agresividad con la que el presidente español se ha conducido durante su mandato contra el nacionalismo vasco y los sindicatos: dos "bestias negras" a las que la derecha jamás ha logrado vencer. Más bien, ha cosechado sonoras y amargas derrotas: la citada huelga general y las elecciones vascas de 20014. Con la prevista ofensiva militar contra Irak ocurre algo parecido..
"España no tiene ningún interés en el conflicto", confesó Rodrigo Rato, ministro de Economía, al diario El País un día después de la multitudinaria marcha mundial contra la guerra. Declaraciones veladamente disidentes, típicas de un tapado al que el dedazo de Aznar puede llegarle demasiado tarde. De momento, debe ser muy cuidadoso en sus críticas a un gobierno del que forma parte. En realidad se trata de una novedad en la política europea, más acostumbrada a las elecciones primarias o al veredicto directo de las urnas en un contexto que permite relecciones indefinidas..
La renuencia de Aznar a continuar en su cargo y la implantación –informal– del dedazo están siendo las delicias de la prensa. Además de Rato, hay otros candidatos con posibilidades: el vicepresidente Mariano Rajoy, el ex ministro del Interior Jaime Mayor Oreja, y Alberto Ruiz Gallardón, candidato a la alcaldía de Madrid..
Ninguno tiene libertad para criticar al gobierno. Hace un año las encuestas decían que cualquiera de ellos podía ganar las elecciones presidenciales al candidato socialdemócrata, José Luis Rodríguez Zapatero. En apenas ocho meses la tendencia ha cambiado..
Política represiva .
Hace tiempo que el gobierno español se siente acorralado. Aznar, muy amigo de las "sorpresas", ha intentado varios golpes de efecto. Los más sonados son la publicitada boda de su hija, la incorporación a su proyecto político del hijo del ex presidente Adolfo Suárez (quien gobernó de 1977 a 1981) o la reciente candidatura de su esposa a la concejalía de Asuntos Sociales del ayuntamiento de Madrid. Ninguna ha surtido el efecto deseado. Aznar ha recibido fuertes críticas en la prensa, adicionales a las derivadas del creciente deterioro económico y social, según los expertos, el peor en nueve años5..
En este contexto, el terrorismo se ha convertido en una válvula de escape. Sigue siendo el problema que más preocupa a los españoles. Discutir el carácter represivo de la política antiterrorista se ha convertido en algo políticamente incorrecto. La oposición está pasando por encima de la ilegalización de Batasuna, partido cercano a ETA. Y de la iniciativa de paz del subcomandante Marcos, ni hablar. Todo se centra en aprobar leyes que, cada vez más, rozan la inconstitucionalidad. El reciente capítulo ha sido la negación del derecho a la reinserción social de los condenados por terrorismo..
Hay más. La reforma del Código Penal que prepara el gobierno de Aznar suaviza la represión de la gran delincuencia al tiempo que habla de la imperiosa necesidad de contratar más policías y construir más cárceles para reprimir a la pequeña..
Por cierto, los principales inquilinos de los presidios son, cada vez más, migrantes. La esposa de Aznar se encargó de remarcarlo hace unos días. Casi nadie parece acordarse, sin embargo, de que el gasto social de España es uno de los más bajos de entre países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)..
El nerviosismo comienza a aflorar. A la administración Aznar, por ejemplo, parece no gustarle que gobiernos estatales controlados por partidos opositores compitan con el federal en prestaciones sociales. Sabe que por ahí puede perder votos en las elecciones estatales y municipales. Quizás por eso, recientemente, aprobó una ley con la que pretende impedir que estados como Andalucía, donde el gobernador socialdemócrata Manuel Chaves impulsó una iniciativa para incrementar las pensiones en 2% a partir de este año, amplíen su oferta social..
Tempestades neoliberales .
El pasado 15 de febrero, mientras que la cadena estatal británica BBC o la italiana RAI transmitían en directo las multitudinarias marchas en Londres y Roma contra la política beligerante de Tony Blair y Silvio Berlusconi, la española TVE emitía Cine de barrio, un programa dedicado a películas producidas durante el franquismo. Da la razonable impresión de que el gobierno de Aznar pretendía esconder una realidad..
Ahora, la oposición lo acusa también de haber entorpecido la marcha del pasado domingo al no prever la organización del transporte público parar transladar a los manifestantes a Madrid..
Durante una reciente comparecencia en el parlamento español, Aznar sostuvo que los más de 4 millones de ciudadanos que marcharon la semana pasada contra su gobierno en realidad lo estaban apoyando, ya que su máximo interés era la paz. Vieja táctica del presidente. En el caso del hundimiento del Prestige, por ejemplo, su gobierno impidió reiteradamente la comparecencia de altos funcionarios ante los parlamentos gallego y español. Ahora que es un juez quien las ordena, asevera que deseaba dar explicaciones..
Más de 4 millones de personas marchando en un país de apenas 40 millones debería dar de qué pensar. Más allá del delicado momento económico por el que atraviesa España, su situación social se acerca al límite. La entrada en vigor del euro ha sido la puntilla: los precios se han disparado, por mucho que el gobierno haya recurrido a la ingeniería contable para camuflarlo. Las políticas sociales, mientras tanto, llevan sufriendo recortes o siendo privatizadas desde 1996, año de la llegada de Aznar al gobierno. Desde entonces, la pobreza se ha incrementado 3%6 y la delincuencia 5%..
El problema para Aznar, sin embargo, no es tanto de sectores populares, sino de clases medias. Desde que gobierna la derecha el cierre de pequeñas empresas se ha duplicado y el precio de la vivienda se ha incrementado 58%. El desempleo, es cierto, se ha reducido a la mitad, pero a costa de una pérdida de derechos laborales que, en los hechos, ha limitado el acceso al crédito. A todo eso hay que añadirle el exponencial incremento en el precio de los servicios públicos, bien por la vía de una conversión de los impuestos directos en indirectos, bien a través de privatizaciones..
Mientras tanto, grandes consorcios multinacionales como Telefónica, Repsol-YPF, Altadis o Iberdrola han sido creados a partir de antiguas paraestatales. Del monopolio público se ha pasado al privado. Consecuencia: las políticas públicas han sido objeto de una privatización que ha repercutido negativamente en la competencia, los servicios y los precios. La pequeña y mediana empresa están siendo barridas y la función pública se está enfrentando a sustanciales recortes. La institución familiar, por su parte, cada vez tiene mayores dificultades para contener la avalancha..
Y en ese contexto, la clase media española comienza a dar señales de inquietud. En poco menos de una década ha perdido influencia política y socioeconómica. Aznar llegó al poder como adalid de la misma (de ahí su batalla por el "centro" político) y ha terminado sirviendo a intereses contrarios. El rotundo no a la guerra de los españoles debiera, pues, interpretarse en gran medida como signo del descontento social. Hay un dato interesante: 75% de los españoles se opondría a la guerra aun en el caso de una resolución de la ONU en ese sentido..
En 2000, Aznar obtuvo 10 millones de votos, apenas un millón más que cuando llegó al poder en 1996. En realidad, la derecha española nunca conquistó el "centro", en todo caso fueron las clases medias quienes se instalaron en la abstención. Fueron condescendientes, pero no entusiastas. El monetarismo moderado de la socialdemocracia las perturbó. Ahora, el integrismo monetarista de la derecha las asusta. El modelo de Vicente Fox corre, pues, el riesgo de desmoronarse en las urnas ante su incapacidad para representar los anhelos de una clase media cuya supervivencia corre peligro.



NOTAS.
1. Datos del periódico conservador ABC (16/02/ 03). España tiene 40 millones de habitantes..
2. Datos de la encuesta elaborada por el Instituto Opina para la Cadena Ser, la estación radiofónica con mayor auditorio en España (más de 4 millones de oyentes)..
3. Esta posibilidad es abiertamente reconocida incluso por personas próximas al PP como el periodista conservador Federico Jiménez Losantos (Con Aznar y contra Aznar: artículos y ensayos 1987–2002. La esfera de los libros..
Madrid, 2002)..
4. En las elecciones vascas de 2001, el PP obtuvo apenas 23% frente a 42.7% del nacionalismo vasco moderado, que no apoya a ETA..
5. En 2002, la economía española creció 2%, la cifra más baja desde 1993..
Mientras tanto, el desempleo creció por primera vez en siete años, y la inflación y el cierre de empresas se duplicaron en relación con 2001..
Además, 62% de los españoles reconoce su imposibilidad para ahorrar y 52% dice llegar "con dificultades" a fin de mes. Nada raro si se tiene en cuenta que desde 1996 el precio de la vivienda se incrementó 58%. .
6. Según la ONG católica Cáritas, la pobreza en España afectaría actualmente a 22.1% de la población. Hace una década esta cifra era de 19%. Además, 44% de los pobres son menores de 25 años.