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La vieja Europa

27 de febrero del 2003

Carta a un amigo español

Iñigo Aranbarri
Querido amigo: Hace tiempo que te debía esta carta, y a decir verdad, no sé explicarme la razón por la cual me he demorado tanto. Hoy, finalmente, he decido escribirte, convencido de que es difícil comprender mucho de lo que ves, oyes y lees estos días sobre nosotros.

¿Te acuerdas de la biblioteca de Sarajevo? Era el 26 de agosto de 1992 y todos los informativos abrieron con un edificio en llamas. ¿Recuerdas cómo incidían todas las opiniones en subrayar la magnitud de la barbarie por lo que su pérdida suponía para la cultura bosnia? La biblioteca, el antiguo Instituto de Estudios Orientales, reducido a cenizas en horas. Intenta recordar, libros volando como pájaros en llamas. No era un objetivo militar, pero su bombardeo fue perfecta y calculadamente planificado. Los ultranacionalistas serbios sabían de su valor, por eso se convirtió en objetivo militar.

Memoricidio fue la palabra que se eligió para definir tamaña barbaridad.

Esta semana, el juez Juan del Olmo, por medio de un auto judicial pactado con el Ministerio del Interior (sí, cosas así ocurren en este país) ha decidido destruir nuestra Biblioteca de Sarajevo: ha precintado "Euskaldunon Egunkaria", el único diario que teníamos en euskara, llevándose detenidos a diez de sus promotores. Ya sé, me dirás que un diario no es una biblioteca, que Andoain, Vitoria, Bilbao, Pamplona, nunca serán Sarajevo, y que aquí no estamos en guerra, aunque algunos se empeñen en ello. Lo sé. No pretendía herir tu sensibilidad, no era más que una licencia literaria, ya sabes, cosas de poetas, pero creo que sirve para contextualizar: si digo que "Euskaldunon Egunkaria" era nuestra biblioteca de Sarajevo estoy intentando decirte que un diario, cuando solamente hay uno para que una lengua respire, no es solamente un diario, sino algo, bastante, muchísimo más. Un diario es un libro, un disco, un concierto en el Gayarre, un reportaje sobre Irak, una entrevista a John Berger, el placer de saborear los ingenios lingüísticos y plásticos de ese Picasso del euskara que es Olariaga...

"Euskaldunon Egunkaria" era nuestro lugar en el mundo, nuestra plaza, era allí donde gracias al esfuerzo de magníficos profesionales la gente que hablamos, leemos y escribimos en euskara nos solíamos encontrar para hablar del mundo y de sus bellezas, incluida nuestra fealdad. Por primera vez en nuestra historia.

En un euskara afianzado, comunicativo, moderno. Con normalidad.

Sin acritudes, no como en los telediarios que nos muestran habitando la cueva prehistórica. Aportando un libro cada día a esa gran biblioteca de nuestra memoria colectiva.

Debería contarte bastante más, debería presentarte a la plantilla de trabajadores, a la dirección, a los suscriptores, a los lectores, a todos aquellos que han hecho posible que hayamos vivido un sueño hecho realidad y que para ti es algo tan normal como informarte sobre tu comunidad lingüística por un diario. ¡Un diario! Imagínatelo por un momento. ¿Te puedes hacer a la idea de que de golpe y porrazo desaparezcan los cientos de periódicos escritos en tu lengua de la faz de la tierra? Eso es lo que «nos han ocurrido», todo gracias a la perversión de un gobierno que además se permite el lujo de aclarar que ha precintado las redacciones por el bien de la cultura vasca. Ya sé, ya me estoy saliendo de los límites de lo correcto y te desagrada la utilización de ciertos sustantivos. Llevas toda la razón. Pero dime, si no es perversión, ¿cuál es el término correcto que debo utilizar para definir lo que el ministro Acebes ha declarado? Repito: «por el bien de la cultura vasca». ¿Sabes en qué porcentaje utiliza el Partido Popular el euskara en el País Vasco? En un cero por cien. ¿Sabías que a diferencia de Galicia y Cataluña, aquí nunca se vale de otra lengua que no sea el español en sus mítines, en sus comunicados, en absolutamente nada? Y eso que, por ejemplo, en la Comunidad Autónoma Vasca nuestra lengua es tan oficial como el español, según el Estatuto de Autonomía que el PP tanto dice defender. Con los socialistas, casi otro tanto de lo mismo. Y luego me hablas de que el euskara no se utiliza porque está «contaminado», politizado por los nacionalistas. «Nacionalismo obligatorio», lo llaman.

¿No te das cuenta que son estas dinámicas y tan sólo te hablo de situaciones lingüísticas quienes están obligando a los euskaldunes, a los vascoparlantes a ser nacionalistas? Cuestión de supervivencia. Ya te he contado algo que los diarios de tu país nunca te narran. ¿Quién politiza las lenguas, los que las utilizan o los que esperan que se mueran de inanición, condenadas al folclorismo? Aguarda un momento, espera que arroje a la papelera apuntes que tenía para ti. No es nada. Tan solo algunos datos sobre la política glotocida que el Partido Popular está llevando en Navarra, testimonios humanos sobre la situación en la que se vive al otro lado del Bidasoa, en esa tierra que os presentan como País Vasco-Francés. Por ejemplo, ¿sabes lo que significa el adjetivo alegal? ¿No? Aquí se aplica a centros de educación infantil donde se imparten clases en euskara... Pero cambiemos de tercio.

Nunca me mostraría ante ti como víctima. Tan solo te hablo de lenguas, de idiomas, y así lo prefiero, porque sé que las amas, que las aprecias en la medida en que crean mundos donde la gente pueda vivir.

Sabes que estoy de acuerdo contigo cuando afirmas que una lengua es un código de comunicación, y que su actualización, su uso y su supervivencia dependen de sus hablantes. Pero según parece, también es algo más. La gente llora por su lengua. De rabia, de emoción, lo hemos visto estos días. ¿Es posible llorar por unas cuantas hojas de papel? Quizás sea necesario pertenecer a una lengua pertrechada en un único diario para sentirlo. Imagina qué sería de ti viviendo con esa ausencia, una ausencia únicamente comparable a la muerte de un ser querido. Esta vez no se trata de una licencia retórica. La convivencia cotidiana crea lazos difíciles de olvidar. Desayunar los sábados con el suplemento de cultura. Irte a la cama con un reportaje sobre Palestina de Jose Mari Pastor, sumergirte en la entrevista hecha a Fernando Savater por Imanol Murua Uria, leer en el último número publicado la histórica y cruelmente premonitoria declaración del cantante Imanol, de gira por aquí: «No volveré, aquí no hay libertad».

Ser normal, vivir un poco más normalizado, como tú. Y un día, todo desaparece. La acusación: «es un diario creado por ETA». ¿Te has parado a pensar en lo que esa frase conlleva? Si ETA ha logrado unir durante estos doce años todo lo que "Euskaldunon Egunkaria" ha unido, todos deberíamos revisar muchas cosas en este país. ¿Estás dispuesto a afirmar por lo tanto que ha sido ETA quien ha unido a euskaldunes de toda ideología creando la publicación diaria que ha abarcado el más amplio espectro social jamás conocido, desde el PNV a sectores del PSE, desde Mauleon, departamento de los Pirineos Atlánticos, hasta el pequeño hotel de Montana, EEUU, donde se reúnen los hijos de los pastores vascos emigrados en los sesenta? ¿No era algo hermoso? Acabo ya. Presiento tu inquietud, y para nada deseo molestarte. Ves que no te he hablado de los detenidos ni de la situación económica en que han quedado los 150 trabajadores tras el cierre. No lo haré. Solamente quería contarte algo que no hallarás en los diarios de tu país, algo que te ayude a comprender mejor lo que ocurre aquí, en este pequeño lugar del mundo que dista mucho de parecerse a Bosnia y que conoces por País Vasco. Los vascoparlantes lo llamamos Euskal Herria, el País del Euskara.

Llegado a este punto, se me ocurre un remate solidario, franco y leal: cuida tu lengua, está amenazada. De hecho, se encuentra ya peligrosamente contaminada. Se han apoderado de ella los que están interesados en que no sirva para entendernos, y la están manipulando para que nada signifique lo que tú y yo habíamos consensuado que significaba.

Un abrazo. Cuídate.