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La vieja Europa

La herida Serbia sigue sin sanar


Gara.net

Un 60% de los 6,5 millones de serbios con derecho a voto acudieron ayer a su cita con las urnas, lo que permitirá que, esta vez sí (los resultados de las elecciones de noviembre tuvieron que anularse por falta de quórum), los 250 escaños del Parlamento de Belgrado puedan ser adjudicados y sus ocupantes elijan nuevo gobierno. Un gobierno que habrá de enfrentarse a la crisis institucional más grave desde que en 2000 fue derrocado Slovodan Milosevic, hoy preso en La Haya y procesado por genocidio y crímenes de guerra.

Los primeros resultados confirmaban las previsiones sobre la polarización de los sufragios entre las fuerzas que rechazan las políticas impuestas por las potencias occidentales, tras la derrota infligida por la OTAN a Serbia en Kosovo, y las que las aceptan. Las primeras están encabezadas por el Partido Radical, que ha triunfado en los comicios, a pesar de que su líder, Vojislav Seselj, se encuentre, como Milosevic, preso y procesado en la Haya. Ha triunfado, además, con buenos resultados (27% de los sufragios, siempre según los primeros datos), probablemente insuficientes, sin embargo, para formar gobierno, ni siquiera con el apoyo del Partido Socialista de Milosevic, que, a pesar de que ya no es lo que fue, habría obtenido un discreto 7,6%.

El nuevo gobierno estará seguramente encabezado por el ex presidente Kostunica, al frente del Partido Democrático de Serbia, que, aunque segundo (17,4% de votos), se beneficiará del respaldo de los partidos que formaban la coalición de gobierno saliente y que han acudido a estos comicios por separado, el Partido Democrático (12,7%) y el G17-Plus (11,4%). No obstante, su mayoría será precaria y requerirán del respaldo de alguna otra fuerza menor.

El futuro, pues, sigue lejos de estar despejado. Javier Solana, en una reciente visita a Belgrado, dijo que los serbios debían elegir entre el pasado (el Partido Radical) y el futuro (los partidos prooccidentales). Pero parece claro que la ciudadanía no ve las cosas de forma tan simple. Parte considerable, mayoritaria incluso, del electorado reacciona como contra una agresión ante la transición política impuesta desde el exterior tras la derrota en Kosovo. Con la particularidad de que las medidas adoptadas a instancias de la UE no resuelven la crisis socioeconómica del país, donde la tasa de paro alcanza el 30%.

Si algo han dejado claro los comicios es que las heridas de la antigua Yugoslavia siguen sin sanar.