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La vieja Europa

8 de diciembre del 2003

Alemania en la cuenta regresiva

Cirugía compleja
Julio Carreras
Grano de Arena

"Quien no se reforma a sí mismo es reformado por la fuerza", ha repetido el canciller Gerhard Schröder. Esto para significar que los alemanes deben ajustarse los cinturones. Pero, ¿a "la fuerza" de quién se refiere? ¿Qué poder es tan grande como para imponer a un gobierno un plan contrario a lo elegido por la mayoría de su pueblo? Ya se sabe.

"El mercado", este Plutón que reina indiscutidamente, desde mediados de los 80, sobre la humanidad entera. Jamás ningún césar o gobernante tuvo tanta autoridad, ni sus decisiones fueron tan universales. Reunidos en el palacio de Neuhardenberg los miembros del partido Socialdemócrata establecen cuidadosamente los mecanismos progresivos con los que irán aplicando su "Agenda 2010". También anudan alianzas: aparte del apoyo irrestricto de "Los Verdes" (a quienes convirtieron en furgón de cola), obtuvieron por fin el apoyo de la poderosa Democracia Cristiana.

Los cuidados minuciosos con los que se manejan, se deben sin duda a que la "reforma " decidida ha de provocar dolores intensos en gran parte de la población alemana, acostumbrada hasta hace muy poco a una cultura del bienestar material que, de resultar exitoso el plan de Schröder, pronto quedará para muchos en la categoría de sólo un buen recuerdo.

El capitalismo al ataque

Los tecnócratas gubernamentales y los políticos oficialistas dicen que "no se puede continuar con el modelo distributivo actual". Según ellos, el Estado carece de fondos suficientes, ha descendido aún más la tasa de nacimientos y la desocupación crece como un hongo a lo largo y lo ancho de la nación. ¿Qué se proponen, pues? En primer término, "reducir las prestaciones sociales en general, por un lado para ahorrarle costos al Estado pero, por otro, también para disminuir los aportes sociales y con ello abaratar la mano de obra" (1) Como un mecanismo de relojería, pues, el aparato oficial se ha puesto en marcha, para asestar a la población de Alemania lo que será probablemente el más duro golpe económico luego de 1945, cuando le impusieron control extranjero sobre sus finanzas. Este plan, que viene preparándose sigilosamente desde hace más de 10 años, consiste básicamente en el mismo aplicado durante los 90 en la Argentina. Con la única diferencia que aquí se lo introdujo sin anestesia.

Cuáles son sus presupuestos fundamentales:

1) Flexibilización laboral.

2) Privatización de los Servicios Públicos (incluyendo la Previsión Social, la Educación y la Salud)

3) Subsidio estatal y privilegios impositivos para los grandes capitalistas.

El gigantismo de los sindicatos alemanes, la cultura del bienestar gozada durante tantos años por los habitantes de este país, el alto nivel educacional de su pueblo, eran argumentos que hacían dudar a los "reformadores", induciéndolos a largos cabildeos y mucha cautela a la hora de dar los primeros pasos del ajuste. Sea porque los dirigentes sindicales están completamente burocratizados, sea porque el individualismo ha neutralizado completamente el ánimo cuestionador de la población, lo cierto es que este ominoso retroceso colectivo no parece haber despertado resistencias significativas, hasta el momento. Al menos, esto es lo que anuncian con regocijo sus programadores -lo cual puede ser también una percepción favorablemente distorsionada de la realidad. En este sondeo, el oficialismo se asombra de que el sector donde menos resistencia ha encontrado a sus planes reduccionistas... es la juventud.

La muerte en el bolsillo

El jefe de la Redacción berlinesa del semanario "Die Zeit" anuncia pues que "está tomando contornos más concretos lo que al principio sonó como una vaga declaración de intenciones: cómo facilitar los despidos, cuándo acabará el derecho al seguro de desempleo, cuándo, en lugar de la ayuda en caso de desocupación (menor que el seguro de desempleo), comenzará a pagarse asistencia social o cuándo descenderán los sueldos netos debido a que los trabajadores deberán aportar más al seguro de salud". (2) Estas medidas "fundamentales para el proyecto "Agenda 2010"", disminuirán la calidad de vida de millones de alemanes y afianzarán en su crecimiento, en cambio, las inmensas ganancias lucrativas de las multinacionales y sus gerentes internos. Sólo la fusión del seguro de desempleo con la asistencia social perjudicará a más de un millón de personas. Este engendro burocrático, justificado en el descenso de la natalidad -lo cual "afecta el mecanismo redistributivo entre generaciones"-, dejará prácticamente en manos privadas las prestaciones sociales y el sistema de salud. Esto significa que progresivamente los propios trabajadores deberán costear su obra social, su asistencia médica, los medicamentos y todos los servicios sanitarios. También su propia jubilación, aunque ello signifique reducir su nivel de vida presente. ¿Y los desocupados? Pues bien, no tendrán cobertura, ni sanitaria ni social. Es decir: o tienes dinero, o te mueres. Así de simple.

Economía y mitos

Desde el gobierno se ha enunciado claramente que "el Estado debe ser sustituido gradualmente por el Mercado". Es decir que Plutón vuelve ahora su mirada ígnea hacia Alemania. El aparente retroceso de sus beneficios en el Tercer Mundo, debido a una creciente ola de resistencia popular, le obliga a buscar nuevas víctimas entre sus propios hijos. Por nuestra parte no es antojadizo denominar "Plutón" al devastador paradigma que el capitalismo salvaje ha hecho universalmente aceptable bajo la denominación de "Mercado". Se recordará que este dios de los infiernos, llamado Hades por los griegos, recibía asimismo el nombre de "Plutón, el rico ". Hijo de Saturno y Cibeles, tras el triunfo de los dioses sobre los titanes le correspondió el reino de las profundidades. De su padre pudo haberle quedado la reminiscencia de devorar a sus propios hijos. De su madre el gusto por las orgías. Enamorado de la fertilidad de la Tierra, secuestró a Proserpina, hija de Júpiter y Ceres. Su madre, enloquecida de tristeza, provocó el hambre de toda la humanidad. Júpiter entonces obligó entonces Plutón a que permitiera a Proserpina regresar junto a Ceres algunos meses del año. De tal modo la naturaleza recuperaba por cierto tiempo la prosperidad.

Cuando Plutón impera, pues, lo efectúa en base al secuestro de la hija más preciada de las naciones; sus proyectos de desarrollo equilibrado: su soberanía.

Así, cuando Mercado fija sus sanguinolentos ojos en un país, este se verá obligado a soportar la pobreza entre sus habitantes, la destrucción de su sistema ecológico, la mercantilización de su cultura social.

Si un pueblo digno es capaz de encarnar a Júpiter reclamando sus derechos, podrá lograr, eventualmente, que Plutón-Mercado renuncie temporalmente a Proserpina-Soberanía. De tal manera podrá revitalizarse a Ceres-Productividad racional, para aliviar a los humanos. Dependerá de la inteligencia, fuerza y voluntad que logren concitar los pueblos el que puedan recuperar o no su libertad perdida. Plutón-Mercado se propone cerrar otro anillo de fuego de su dominación absoluta sobre Alemania en 2010. El pueblo alemán, ¿se lo permitirá? Está por verse.

* Escritor. Periodista. Coordinador General de SOLIDARIDAD, Asociación para la defensa de los Derechos Humanos, el Consumidor y los Trabajadores.

(1) Gunter Hofmann. El paquete de reformas. Revista Deutschland. S Nº5/2003 - Octubre/Noviembre. Página 10.

(2) Ídem anterior.