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La vieja Europa

21 de enero del 2003

La iglesia en el conflicto vasco
200 curas vascos envían una carta al presidente de la Conferencia Episcopal

Rebelión

"Estimado Sr. D. Antonio María Rouco Varela: .

La Conferencia Episcopal Española que usted preside ha publicado, con fecha del 22 de noviembre del 2002, una Instrucción Pastoral que nos ha dejado confundidos a los que ejercemos nuestro ministerio sacerdotal en las comunidades de nuestra Iglesia Local de Bilbao Pasamos a exponerle los motivos:.
1. Destacamos como muy positiva la condena que la Instrucción hace de ETA y la contundente afirmación de que constituye una "estructura de pecado". Sin embargo, el texto no hace mención alguna al magisterio claro y contundente, individual y colectivo, de los obispos de las diócesis vascas ante la violencia y el terrorismo de ETA. Esta llamativa ausencia ya fue señalada por algunos prelados en el debate de la plenaria. La omisión de un magisterio tan antiguo e inequívoco nos parece extraño, injusto, y una falta grave de comunión episcopal. En el nº 3 de la Instrucción se dice:.
"A pesar de las reiteradas condenas que la inmensa mayoría de personas y grupos sociales hacen de la violencia terrorista, a veces se observan ambigüedades que ocultan el enjuiciamiento moral coherente de la asociación terrorista". Esta afirmación unida a la omisión que comentábamos ha dado pie a que muchos piensen que con este documento la CEE ha querido corregir el magisterio de los prelados vascos por ambiguo y poco coherente 2. La sospecha fundada de que los obispos más cercanos al problema de los nacionalismos votaron en contra o se abstuvieran y los más alejados fueran favorables a suscribir el documento ha generado división en las comunidades cristianas..
3. Es verdad que la Instrucción dice no entrar a valorar el nacionalismo en general (nº26), pero a lo largo de ella se advierte claramente un espíritu y unas expresiones de sospecha y condena del nacionalismo en su conjunto, tal como lo atestiguan las interpretaciones de numerosos comentaristas. Y ello se hace, evidentemente, desde unas opciones nacionalistas españolas, a las que implícita y acríticamente se las considera ajustadas a la doctrina social de la Iglesia. A los nacionalismos periféricos, democráticos y legítimos, desde el punto de vista moral, se les considera peligrosos..
4. Dentro de la Instrucción se realiza una apropiación tendenciosa y abusiva de la Doctrina Social de la Iglesia. En el número 28 del documento se hace una referencia a Juan Pablo II. Esta cita está mutilada y se presta a una interpretación sesgada, ya que sólo recoge los riesgos de la secesión y omite de la cita todo lo que pudiera "favorecer" a las naciones con soberanía espiritual y a los nacionalismos no totalitarios. ¿Por qué no recogieron del discurso del Papa que "los casos son complejos y muy diversos y cada uno de ellos pediría un juicio diferente" y no aluden tampoco a los riesgos que conlleva el conculcar los derechos de las minorías (del mismo discurso papal) por parte de los gobiernos? 5. La Instrucción afirma que el Estado (español) es "fruto de largos y complejos procesos históricos" (nº 34 y 35) sin hacer valoración alguna de la moralidad o inmoralidad de dichos procesos, cosa que si hacen cuando hablan de las naciones y de los nacionalismos. Vinculan el surgimiento de ETA al nacionalismo totalitario, pero no hablan para nada de la tiranía franquista en el hecho de su surgimiento. Tampoco hacen mención alguna del secular centralismo exacerbado del Estado español y la represión de la cultura vasca. Estos hechos jamás han sido condenados por la CEE, antes bien, los obispos españoles calificaron como cruzada lo que fue un alzamiento militar y que luego desembocaría en una dura represión social y política 6. Es un texto que ha creado confusión moral. Frente a los que tienen por legítimas y morales las opciones políticas que se basan en el respeto de los derechos humanos y en ausencia de la violencia, la Instrucción extiende una mancha de inmoralidad a las opciones nacionalistas de las naciones sin estado. De este modo, la Instrucción en lugar de ser "luz evangélica" se ha convertido en motivo de confusión, oscuridad y malestar para muchos. La prueba está en que algunos obispos han tenido que realizar afirmaciones de este estilo: "no deben sentirse inquietados en su conciencia por la doctrina que sobre ciertos temas propone", "no es en sí mismo moralmente vinculante" 7. Es un texto que no indica camino alguno a los artesanos de la paz y ha creado gran inquietud y decepción en muchos de ellos que buscan nuevas fórmulas políticas, construidas entre todos y para todos..
Son más los puntos de discrepancia y discusión que ofrece la Instrucción. No los queremos agotar. Nos hacemos una pregunta. Con tantos flecos colgando y con tantas grietas abiertas en la Instrucción, ¿qué es lo que ha impedido un trabajo más serio y consensuado? ¿por qué tantas prisas en publicarla? ¿a qué intereses soterrados se ha querido servir? Por todas estas razones le decimos: que nosotros no nos sentimos vinculados a los juicios emitidos en esta Instrucción pastoral. Seguimos suscribiendo y acogiendo como pauta pastoral la última carta pastoral de nuestros obispos:
PREPARAR LA PAZ (29.05-2002)"