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Argentina: La lucha continúa

Escrache por la impunidad en el caso Bulacio

A los huevazos contra el comisario

"Se va acabar esta costumbre de matar", cantaron ayer las más de 200 personas que se acercaron hasta el Bajo Flores para escrachar al comisario Miguel Angel Espósito, titular de la comisaría 35ª en el momento en que Walter Bulacio fue asesinado y que quedó libre de toda culpa y cargo luego de la prescripción definitiva de la causa que se le seguía por privación ilegítima de la libertad. "Es increíble. El Estado reconoce frente a la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) que fueron responsables del hecho y de todas maneras Espósito sigue libre", protestó María del Carmen Verdú, la abogada de la familia.
"El Estado, frente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, reconoció lisa y llanamente que a Walter lo mató la policía. Sin embargo, Espósito sigue libre y gozando de una buena pensión que le pagamos todos. Por eso lo venimos a escrachar", explicó la abogada de la Correpi, mientras la abuela de Walter se acercaba a la calle para arrojar con las pocas fuerzas que tiene un huevo contra la fachada de la casa de Espósito. "¿Por qué lo tuviste que matar?", gritó desconsolada la mujer, en el preciso momento en que los manifestantes cargaban sin éxito contra las vallas dispuestas por la policía para evitar que pudieran llegar hasta la casa del ex comisario.
Allí estaba, además de los familiares de Walter y sus abogados, un gran número de vecinos del lugar, estudiantes secundarios y parientes de las víctimas del gatillo fácil, como la esposa de Lucas Roldán, asesinado el 6 de marzo pasado en la Avenida Cruz y Constituyentes, y la madre de Marcelo Báez, fusilado en el barrio de Matader