VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa

Encuentro de empresas recuperadas
Lucha de clases en la era K

anticopyright¿El Estado intentará domesticar a los movimientos o usarlos como contención del conflicto social? Y si es así: ¿lo logrará? ¿O serán los trabajadores los que logren utilizar al Estado? El encuentro de Incubadoras de Empresas Solidarias (10 y 11 de octubre, en Rosario) organizado por el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas fue un ámbito en el que sobrevolaron algunas de estos enigmas. Datos, silencios y proyecciones alrededor de la idea -tan sencilla y tan revulsiva- de recuperar el trabajo genuino, sin explotación.

Cándido González, de la Cooperativa Chilavert, es de esas personas que pueden hacer un análisis político de alto vuelo con pocas y sencillas palabras:
-Nosotros somos gente de acción. Cuando tomamos una fábrica, saltamos la valla. El gobierno tiene que hacer lo mismo. Pero no. No la salta. No se deciden ni a ayudar, ni a dejarnos de lado. Que se dejen de joder, y definan de qué lado están.
El enfático estilo gubernamental puede así resultar un modelo de indecisión casi delarruística (con perdón de la palabra) desde la perspectiva de las empresas recuperadas por cooperativas obreras. Esa pareció ser una de las tensiones de fondo del Primer Encuentro Nacional de Incubadoras de Empresas Solidarias, realizado en Rosario el viernes 10 y sábado 11 de octubre, que acaso nadie expresó tan claramente como González en diálogo con lavaca.
Algunos otros interrogantes que anduvieron sobrevolando allí podrían ser:
¿Hay un punto de contacto entre quienes quieren un capitalismo serio y quienes consideran que el capitalismo (sea en versión seria o patética) está en una etapa terminal?
¿El Estado intentará domesticar o cooptar -como se dice ahora- a los movimientos de empresas recuperadas, usarlos como contención del conflicto social o nueva forma de disciplinamiento político? Y si es así: ¿lo logrará?
¿O serán los trabajadores los que logren utilizar al Estado, como debería ser su derecho inclusive en un llamado capitalismo serio?
El encuentro fue organizado por el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) en el Patio de la Madera de Rosario, Santa Fe. Hubo integrantes de aproximadamente 30 fábricas recuperadas, de varias universidades, y una representación de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo compuesta por dos madres y un abogado vestido de negro. No fueron el ministro de Educación Daniel Filmus ni el gobernador bonaerense Felipe Solá, como estaba previsto, pero sí lo hicieron el intendente rosarino Hermes Binner, el jefe de gobierno porteño Aníbal Ibarra y el ministro de Trabajo Carlos Tomada, entre los visitantes con más galones.
Bajo la consigna Ocupar, Resistir y Producir, el encuentro se inauguró con la exhibición de la película Laburantes-Crónicas del trabajo recuperado, con testimonios de diversas fábricas (no sólo las pertenecientes al MNER). Aparece allí una frase de Hannah Arendt: "Lo que tenemos ante nosotros es la perspectiva de una sociedad de trabajadores sin trabajo. Imposible imaginar nada peor".
Para inaugurar los paneles, un presentador explicó que no había casualidad sino causalidad en el hecho de que el encuentro ocurriese en Rosario a la que calificó como la patria del Che Guevara, y en la presencia de las Madres para las que pidió un aplauso. Relacionó el evento además con las luchas desatadas en Bolivia.
Luego habló el rector de la Universidad de Rosario, quien destacó de qué modo son las fábricas las que sacudieron a las academias, sacudieron su materia gris, e inauguraron formas de acción que ahora le permiten al ámbito universitario intentar hacer algo útil.
El vicepresidente del MNER, José Abelli, propuso los tres ejes del encuentro:
1- La vinculación tecnológica con las universidades y la transferencia de tecnología y conocimiento para lograr un escenario de trabajo productivo.
2- Reforma de la Ley de Quiebras
3- La creación de un fondo de capital de trabajo para facilitar el arranque de las fábricas que se recuperen de aquí en más, y reactivar la producción.
200.000 empleos por año
En su intervención, ante unas 200 personas, Abelli marcó los límites del juego, hasta ahora. "El Estado, como toda respuesta, nos ha dado la legalidad", dijo, hablando de algo necesario pero no suficiente. Planteó que después de la crisis y el vaciamiento, las empresas recuperadas producen por el esfuerzo de las cooperativas de trabajadores, pero que el futuro está marcado por la posibilidad de empezar a trabajar sobre cuestiones como la tecnología, el mercado y el producto.
Calculó que hay 15.000 trabajadores en 160 empresas recuperadas (dato que chocó con el que luego manifestó el ministro Tomada: 10.000 trabajadores).
Sobre la Ley de Quiebras, dijo que esa norma, junto con la Ley de Entidades Financieras -vigente desde el período de la dictadura dirigido por Jorge Videla y José Martínez de Hoz- fueron "las herramientas fundamentales para construir el modelo neoliberal". Resultado mencionado por Abelli: 22 millones de argentinos bajo la línea de la pobreza y 5,5 millones de trabajadores desocupados.
Postuló que la modificación a la Ley de Quiebras significaría preservar los activos productivos, las fábricas y los puestos de trabajo, por encima del interés de los acreedores.
Un punto crucial: Abelli polemizó con quienes plantean que la modificación a la ley implica avasallar el derecho a la propiedad. Puso el caso de un grupo de ocho empresas en quiebra (entre las cuales están Fader -motocompresores-, Supermercados Tigre y Ruedas Cimetal) que suman un monto de 340 millones de pesos. "Liquidados los activos por la ley de quiebras, se recaudaron 8 millones por todo concepto, los trabajadores recuperaron sólo el 3 ó 4% de sus indemnizaciones, y de los 600 puestos de trabajo sólo se recuperaron 100. Estos son los efectos que tenemos que discutir, no si se lesiona o no el derecho de la propiedad. Porque con este esquema los trabajadores no somos sujetos de derecho. El debate no pasa por la propiedad privada, pasa por un criterio de justicia".
(Teniendo en cuenta los niveles de injusticia y crimen que se han cometido en nombre de la propiedad privada, puede esperarse que un debate de ese tenor sea cualquier cosa menos un intercambio de postulados académicos).
La propuesta de un fondo para las fábricas fue ilustrada por Abelli con datos duros. "Mucho se habla de la necesidad de un plan de obras públicas, que para nosotros es indispensable. Se han destinado 4.500 millones de pesos. Es muy importante el plan de Jefes y Jefas de familia, que el Estado asiste con 1.200 millones. Pero eso no es construir una alternativa de producción y de trabajo. Porque cuando uno analiza el impacto de inversión de 4.500 millones en obra pública, genera 67.000 puestos de trabajo. Sólo eso. no decimos que no se construyan escuelas y viviendas. Pero sabemos que poner en marcha una empresa implica un costo de 4.000 pesos por trabajador, porque las fábricas están y los trabajadores están. Decimos que es posible modificando la Ley de Quiebras y creando un fondo de trabajo, generar 200.000 puestos por año, con una inversión de 80 millones de pesos".
Abelli completó su idea informando que "hay que terminar con la vergüenza y la ignominia que significan millones de personas en la pobreza, y no lo vamos a conseguir con los planes sino reactivando la actividad productiva e incorporando a millones de argentinos al trabajo".
Abelli tuvo la delicadeza de invitar a los verdaderos protagonistas de todo este asunto -los trabajadores (o quienes asistieron en su nombre)- para que se presentaran ante el público en nombre de las cooperativas que tenían instaladas sus banderas -todas argentinas e idénticas salvo por el nombre de cada empresa-. Mil Hojas, Metal Varela, Felipe Vallese, Crometal, Adabor, Contravesa, Vinilplast, Mecber, Cantera Sime, Ruedas Cimetal, Chilavert, entre otros.
Los asistentes recibieron un vale por un almuerzo (un sandwich de jamón y queso, una gaseosa y una mandarina) y una cena (arroz con pollo, en el comedor de la Facultad de Medicina que estaba tomada pero luego se des-tomó, si cabe la expresión). Por el Patio de la Madera andaba María del Huerto, la presidente de la cooperativa Cantera Sime de Victoria, Entre Ríos, empresa recuperada cuando sus trabajadores se armaron con escopetas propias y otras prestadas por el vecindario para recuperar lo que consideraban suyo y, de paso, para cazar conejos y poder alimentarse. María es una mujer agradecida al MNER. "Hasta que no me lo dijeron, yo no sabía que como obrera tenía derecho a recuperar mi trabajo" (ver nota Una cantera de resistencia). Andaban por allí también integrantes del periódico mensual rosarino El Eslabón, el abogado de la Asociación Madres Plaza de Mayo Sergio Shocklender pegando banderas (la Universidad Popular de las Madres iniciará en enero un programa de Formación de Administradores para Empresas Recuperadas), una periodista de Página/12 (no hubo otros medios nacionales en el encuentro), jóvenes y veteranos de aspecto universitario, y grupos de trabajadores que observaban el ajetreo a prudente distancia.
¿Cómo se expandió el movimiento?
En uno de los ocho paneles de expositores, Julián Rebon, del Instituto Gino Germani de la UBA, contaba los resultados de una encuesta. Según su relato al preguntarse por qué a las empresas se las llama "recuperadas" los trabajadores dijeron que se trataba de recuperar el trabajo, pero en gran medida dijeron también que se trataba de recuperar empresas que eran de ellos. "Porque los trabajadores ven que las empresas son fruto de su propio trabajo. Había una expropiación a los trabajadores, que ahora pudieron recuperar sus fábricas". Rebon informó que las tres cuartas partes de los integrantes de estas cooperativas son optimistas frente al futuro de este movimiento, y creen que cada vez serán más las empresas que pasen a esta misma condición. Si este movimiento tuviera un publicitario, ¿cuál sería? Según lo que dijo Rebon, el 60 por ciento de los que ocuparon sus fábricas, lo hicieron a partir del conocimiento o contacto de otros casos similares.
Curiosa conclusión: puede decirse que todo este movimiento minuciosamente ignorado o menospreciado por los funcionarios estatales, los medios de comunicación, los sindicatos, los partidos políticos de cualquier signo y las ONG, se difundió -principalmente- gracias al boca a boca. Acaso sea justamente por eso que ha logrado sobrevivir.
Todos estos sectores llegaron tarde al fenómeno. Uno de los que lo hizo con mayor militancia, en el caso del MNER, es la Unión Obrera Metalúrgica de Quilmes, con el diputado Francisco "Barba" Gutiérrez y Jorge Córdoba. En el encuentro pudo saberse que la UOM y la Universidad Nacional de Quilmes asisten a metalúrgicas recuperadas que formaron un consorcio productivo y tienen un programa de formación profesional para mujeres de bajos ingresos.
En el panel Universidad-Empresas, aunque el tiempo apenas alcanzó para las exposiciones, se conocieron algunos casos:
-El consorcio universitario de Pordenone, Italia, junto al municipio de San Martín, tiene un programa de colaboración y cooperación para el desarrollo económico territorial con cursos de capacitación para jóvenes desocupados, para que generen sus propios emprendimientos. Trabajaron también con las cooperativas Forja San Martín, Isaco, Unidos por el calzado y Coventry.
-La Universidad Tecnológica de Santa Fe expuso su trabajo con la cooperativa de calzados Ala, nacida en el jardín de infantes 130 de San José Rincón. Asesora sobre las maquinarias que deben usarse. La cooperativa brinda trabajo en un barrio donde nadie lo tiene, y da calzado a chicos que no iban ni al jardín por eso mismo: por no ir descalzos.
-La Universidad Tecnológica Nacional de Rosario acompañó a diversas fábricas recuperadas como Adabor, Zanello, Mil Hojas y Fader: a esta última la apoyaron en los cálculos de costos de fabricación de motocompresores para equipos de frío (es la única empresa del país que los fabrica).
Obscenidades
Otro panel movilizado fue el de Revisión de Instrumentos Legales, donde se discutió la Ley de Quiebras. El abogado Arnoldo Kleidermacher, de la Universidad Notarial Argentina, dijo: "Cuando el deudor ve que el barco e hunde no dice 'primero los niños y las mujeres'. Primero trata de salvarse él y su familia, sacar todo lo que puede, y después que el barco se hunda con todo lo que quedó. Esto es muy criticable pero también muy comprensible".
Con eso se ganó la desaprobación de sus colegas. Otra vez Murúa fue el encargado de retrucar: "Es que a ustedes les interesa la propiedad privada, y a nosotros no". El coordinador de la mesa Diego Kravetz, abogado del MNER gracias a lo cual ha llegado a legislador porteño (en la lista kirchnerista de Miguel Bonasso) oscilaba entre gestos de aprobación a uno y a otro. No quiso intervenir con sus propias opiniones, pese al pedido de los demás.
"Es obsceno el modo en que se beneficia a los empresarios" dijo miembro de la UNA, Eduardo Teplitzchi, y Kleidermacher insistió con su propuesta de encontrar mecanismos de acción entre obreros y el síndico, en las quiebras, para salvar la situación. Le contestaron desde la platea: "Cómo vamos a confiar en el síndico" y "no tenemos por qué pagar deudas que no nos pertenecen". El abogado dijo que no era justo ni legal no pagarles a los acreedores. Un detalle: los principales acreedores de esas empresas son los propios trabajadores aunque ese no suele ser un tema que obnubile a los técnicos. Abelli ya lo había planteado: "Los trabajadores en las actuales condiciones, no somos sujetos de derecho".
Teoría del prestigio
Entre los asistentes al encuentro también estuvo Franco Ingrazia, psicólogo, en su momento asambleísta de la Plaza de la Cooperación, de Rosario, y fundador de una cooperativa de analistas, que no tiene nombre: "Vine para ver de qué se habla. Nuestra cooperativa ya está funcionando. Somos ocho y repartimos los ingresos. Hacemos de prácticas analíticas, clínicas, de asistencia, de investigación y producción teórica".
Un poco de diagnóstico y producción teórica, sobre el encuentro. "En esta época hay muchos espacios donde no está definido cómo se va a reestructurar la cosa después de la crisis neoliberal. Generar líneas de contacto de este tipo de movimientos con el Estado, mientras puedas mantener un nivel de autonomía y capacidad de gestión, puede ser interesante. Por ejemplo: todo el recurso científico que produce el Estado tendría que estar al servicio de estas experiencias. ¿el Estado va a funcionar con esta lógica, o con la lógica histórica de imponer directivas a todo esto quitándole capacidad a estas experiencias de definir su propio rumbo? Si se produce una socialización de recursos y saberes para los espacios autogestionados, es buenísimo".
Lo contrario, dice Ingrazia, sería restituir la brecha entre los que deciden y los que obedecen. "El Estado tiene dos maneras de funcionar como comando de la sociedad. Por el lado de la represión, o la cooptación. Represión y consenso. A lo mejor se puede cambiar eso". Su teoría es: usar al Estado, y no a la inversa.
Y otro diagnóstico: "Charlando con los obreros de Brukman, te decían: con un patrón no quiero volver a trabajar. Eso parece irreversible. La subjetividad siempre es producto de la práctica. y la práctica del obrero sin patrón no existía".
Cándido González, de Chilavert, parece de acuerdo:
-Yo ganaba más y trabajaba menos. Pero ahora me divierto. Prefiero divertirme. Te sentís partícipe de un cambio y de la intención de cambiar.
-¿El Estado o los partidos los pueden absorber como movimiento?
-No, porque llegamos a lo último. Cuando se llega a lo último, se tiene un espíritu de lucha muy diferente. No le vamos a regalar nada a nadie. Pero somos prácticos. Si vienen, vamos a tratar de arrancarles todo lo que se pueda, sin dejarnos llevar. Yo sé que somos apenas 160 fábricas y unos miles de compañeros. Somos partícula. Pero la diferencia es que somos partícula que formamos conciencia en todas partes. Y lo sabemos. Sabemos que no tenemos mucha fuerza, pero tenemos mucho prestigio. Y más de uno que tiene fuerza, lo que no tiene es prestigio.
La ley y el cielo
El discurso de Aníbal Ibarra -anti-neoliberal, contra el Estado ausente y lleno de buenas intenciones- pasó sin despertar excesiva euforia, y sin despertar incluso a algunos de los asistentes.
Ese rol, otra vez, le tocó a Murúa: "Los trabajadores somos los que señalamos un montón de cosas. Demostramos que podemos producir y gestionar igual o mejor que las empresas capitalistas. Y demostramos que el éxito no es la ganancia sino el trabajo sino la inclusión social".
Omar Cáceres, de Mil Hojas, había comentado poco antes a lavaca: "A mí vienen a preguntarme miles de estudiantes y de extranjeros ¿cómo puede ser que los obreros puedan reabrir fábricas, y los gobiernos ninguna?"
Siguió Murúa, sin mirar a Ibarra ni al aún intendente rosarino Hermes Binner: "Pero no somos sólo los trabajadores que recuperamos nuestros empleos, sino que también queremos un modelo distinto de país. No acordamos con el gobierno nacional en los acuerdos que hizo con el FMI, ni con que la cámara de Diputados haya sido extorsionada por el FMI cuando se atrevió a tocar la Ley de Quiebras".
Puso números: "Creo que es hora de que empecemos a pensar en la salida económica de nuestro país. No alcanza con este movimiento, cuando recuperamos 10.000 puestos de trabajo pero se pierden 1.000.000 por culpa de una política que nos gobierna"
.
Y otro reclamo más institucional: ,b>"Decimos que somos grandes, que nos dejen opinar. Sería muy saludable que el gobierno nacional y los provinciales apliquen la ley de plebiscito y podamos opinar -si es necesario todos los días- así como el mercado opina todos los días".
Esta exposición de principios terminó con un anuncio: "Dentro o fuera de la ley, vamos a seguir ocupando las fábricas, vamos a seguir resistiendo, y vamos a seguir produciendo" , propuesta ovacionada por los concurrentes.
Afuera, Omar Cáceres de Mil Hojas, decía que el encuentro le pareció positivo. Cuando estuvo en un panel, se emocionó y no pudo seguir hablando. ¿Por qué? "Porque te acordás de todas las injusticias, muchas cosas. Un día te dicen 'no entrás más'. Hacía 24 años que yo estaba en la empresa. ¿Qué decís a tu familia? ¿Quién te da de comer? Hasta veníamos trabajando gratis para que la empresa no se cayera. Yo tenía la ilusión de hacerle el cumpleaños de 15 a mi nena. Pero me echaron y no pude. Mi mamá lloraba. A los chicos de Psicología les digo que estudien cómo quedó marcada la gente. Las secuelas. Yo quedé marcado para siempre. Hace unos años en Mil Hojas ganábamos bien y pensábamos que nos íbamos a jubilar ahí. Pero del 95 al 2000 fue un desastre y después nos echaron. Ahora estamos encaminados, vendemos bien, retiramos entre 600 y 700 pesos mensuales aparte de la obra social y el seguro. Somos 15 y ya contratamos a seis muchachos más. Comparado con lo otro, ¿qué querés que te diga? Estoy en el cielo".